Por Pegaso
Un enigma recorre todo el país, de norte a sur y de este a oeste: ¿Por qué el Pejidente ALMO “invitó” a Manolo Bartel Díaz a formar parte de su equipo de trabajo?
Después de mi vuelo vespertino me puse a pensar seriamente sobre cuál podría ser la respuesta a tal incógnita y creo que la he encontrado.
Para empezar, recordemos que fue Secretario de Gobernación durante el sexenio de Miguel De la Madrina (1982-1988) y Secretario de Educación Pública durante el mandato de Charly Selinas De Cortari.
En 1988, siendo aún titular de esa Secretaría, protagonizó lo que se conoce como “la caída del sistema”, episodio negro de la historia reciente del país que debería estar ya incluido en los libros de texto gratuito.
Cuando se supo que el candidato del Frente Democrático Nacional, Cuatemochas Cárdenales iba ganando la elección, el vivillo Bartel maniobró para que se cayera el sistema informático del Instituto Federal Electoral y así, hizo ganar a quien sería después su jechu (jefecito chulo), Charly Jalinas De Cortari.
Como Secretario de Gobernación, capitaneaba las oscuras fuerzas de la Dirección Federal de Seguridad.
Mantenía un control rígido de todo lo que se moviera en el país, desde el narco hasta los clubes escolares de canicas. Su poder era omnímodo, quizá más que el del Presidente.
Se le atribuye la autoría intelectual en el caso del asesinado agente de la DIA, Quique Cama Arena, en 1985, donde, según la revista Pro Ceso, el ahora Director General de la Comisión Federal de Electricidad estaba presente en los interrogatorios y torturas que sufrió, antes de morir.
Son muchos los puntos oscuros que rodean a Bartel, como para que pertenezca a un nuevo régimen del cual se presume es prístino y honesto.
Es como tener a un lobo en un corral de ovejas.
Entonces, ¿por qué el Pejidente lo tiene metido en su gabinete?
Bartel sabe los tejes y manejes del extinto sistema político priísta, porque estuvo en los puestos claves. Si se pusiera a relatar cada uno de los chanchullos, crímenes y marrullerías que conoce, saldría un libro más grueso que La Biblia, El Quijote y el Libro Vaquero juntos.
Todo eso es como un compendio de sabiduría que el Pejidente no está dispuesto a perder; y además, ante la amenaza de que los gringos utilicen el expertís de Gumaro García Luna, que puede salpicar a muchos políticos de la 4T, ALMO incluido, es necesario contar con una puerta de salida trasera.
En este intrínguilis que se ha vuelto la política mexicana, es muy difícil conocer quién es el bueno y quién es el malo.
Se supone que salimos de un sistema político brutal, donde unos cuantos se enriquecían y el resto éramos cada vez más pobres.
Pero a un año del nuevo régimen, no hallo mucha diferencia; los precios de los productos siguen subiendo y continúan tomándose medidas populistas sin pensar en las consecuencias.
¿O creen mis dos o tres lectores que no será inflacionario el incremento salarial del 20%?
Se los dejo de tarea.
Por lo pronto, termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “¡Procedamos a tener un decremento…!”(¡Vámonos haciendo menos…!)
POSDATA: Los nombres y situaciones incluidos en esta colaboración son mera invención de la calenturienta mente del columnista. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.