Por Pegaso
Les tengo una mala noticia.
Ayer, oficialmente, México ha dado un paso más hacia el fascismo.
No. No estoy inventando. El Instituto Federal de Telecomunicaciones dio marcha atrás a una ley que permite a las empresas de radio y televisión autogestionar su contenido editorial, tanto noticioso como publicitario.
Ahora, el IFT tiene facultades para revisar dicho contenido, evaluarlo y en su caso, si considera que no cumple con los lineamientos marcados por el propio Gobierno, sancionar a la empresa infractora.
Será algo así como una policía de los medios de comunicación. Nos va a decir qué podemos los periodistas o empresarios publicar y qué es lo que puede llegar como información a la población.
Eso me recuerda aquella tenebrosa Dirección Federal de Seguridad creada durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez, la cual mantenía un férreo control de todos los políticos y los medios del país.
Pero, ¿qué es el fascismo, se preguntarán mis dos o tres lectores?
El fascismo fue un movimiento político y social de carácter nacionalista y totalitario que surgió en Italia en 1919, tras la Primera Guerra Mundial. Su creador y líder máximo fue Benito Mussolini. Se basó en una ideología de extrema derecha que rechazaba la democracia liberal. Sus métodos de gobierno totalitario incluyeron el culto a la personalidad del líder, la persecución de los dirigentes opositores y la discriminación de las minorías.
En la Alemania gobernada por Adolfo Hitler se llevó el fascismo a sus últimas consecuencias, y así surgió el nazismo.
Pero para instaurar un régimen semejante, primero se tienen que acallar las voces opositoras, y siempre se empieza por tener el control absoluto de los medios de comunicación.
La prensa libre no cabe en un estado fascista.
La prueba de que nos dirigimos a pasos agigantados hacia un régimen totalitario es el proceso que se le sigue al Gobernador de Tamaulipas, Francisco N., a quien le aplicaron la quebradora y la hurracarrana.
Que si se lo merece o no, ese es otro tema a discutir, pero por lo pronto, le libraron orden de aprehensión, a pesar de que el Congreso del Estado decidió no retirarle el fuero y por lo menos hasta que la Suprema Corte lo dictamine, sigue teniendo inmunidad legal.
Decía yo que el sometimiento de los medios por parte del Gobierno es esencial para lograr el control absoluto, pero falta un ingrediente más: El Ejército.
Recién leí que un general jubilado de alto rango dio unas declaraciones donde se dolía de la manera en que se está conduciendo el país.
Me imagino que a esos generales fifíes los podrán neutralizar fácilmente amenazando con quitarles su jugosa pensión y ¡zaz! tendremos ya el completo control de las fuerzas armadas para nuestro régimen totalitario, lo que se conoce como una dictadura militar, fascismo o nazismo.
Chairos: No me lo crean. Mejor esperen a experimentarlo por ustedes mismos.
Como dije, ya se dio el siguiente paso. Mientras todos teníamos ocupada la mente esperando ver el desenlace de la churronovela “Los Panchos también lloran”, por detrás nos clavaban la estaca de manera falaz y artera.
Por eso aquí les dejo el refrán estilo Pegaso: “Abstente de afirmarme que me abstuve de afirmártelo”. (No me digas que no te lo dije).