Por Pegaso
Lo he dicho casi desde el principio: El coronavirus, bativirus, COVID-19 o SARS Cov-2 es sólo la parte visible de un plan maquiavélico de las élites económicas que manejan al mundo.
Poco a poco empieza a levantarse la cortina de humo y aparece la verdad.
No soy pitoniso, taumaturgo, oraculero, augur, nigromante, adivino, vate, vidente o profeta, pero ahí está escrito. Muchas de mis colaboraciones las he dedicado a desenmascarar a esos cerdos inescrupulosos a los que les vale madre la vida humana.
Los Rockefeller, los Rothschild, los Morgan, los Du Pont, los Bush y ahora, los Gates, son quienes mueven los hilos de las finanzas mundiales, porque acaparan el 80% de la riqueza del mundo.
No lo digo yo, lo dicen medios especializados, como el portal bancaynegocios.com, que nos regala una somera descripción de quiénes son y por qué son tan asquerosamente ricos esos sujetos de baja caterva moral, como dice Lupe Ernesto. (Busque con Google: Las cinco familias más poderosas del mundo).
Su chistecito de buscar una solución a la caída del precio del petróleo y la paulatina sustitución del petrodólar por el petroyuan, que dejaría a los Estados Unidos más pobre que Haití o Somalia, ha provocado miles de muertes alrededor del mundo.
Porque el coronavirus sí que es real, y muchos aseguran que se trata de una arma biológica.
Voceros del gobierno chino, por ejemplo, denunciaron que el gobierno norteamericano plantó la enfermedad en su país, y el Presidente de Estados Unidos, El Trompas, jura que fue algo que se les salió de control en un laboratorio de Wuhan.
¿Quien tiene la razón?
Lo cierto es que ambos están de acuerdo en que no fue algo natural, que el mito de los comemurciélagos es más falso que una moneda de 29 pesos.
Luego de negociaciones que se hacen en las cúpulas, se llegó a un arreglo para frenar la caída de los precios del petróleo y conservar el petrodólar, al menos por ahora.
Pero, ¿y los muertos?¿Y los miles de enfermos? ¿Y el enorme desgaste económico de la gente que se quedó en su casa, que no tiene empleo?¿Y qué hay de las empresas que cerraron sus puertas temporalmente y las que quebraron?
Promoveré, si mis dos o tres lectores me apoyan, un juicio internacional en La Haya, Holanda, por delitos de Lesa Humanidad y Genocidio contra los Rothschild, los Rockefeller, los Morgan, los Du Pont, los Bush y los Gates a ver si así se les quita la costumbre de andar soltando virus por todo el mundo.
No comprendo cuál es su afán de seguirse enriqueciendo, mientras que en el mundo cada vez hay más pobres y enfermos.
Termino con el refrán estilo Pegaso: «Es preciso que tu miembro superior diestro ignore qué acciones ejecuta el siniestro». (Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda).