Al Vuelo/ Guitarra

Por Pegaso​

Tommy Sound tomó su guitarra y empezó a interpretar una acústica melodía.​

Sus manos habíanse desarrollado tanto que su cuerpo parecía una miniatura, sus dedos gigantescos rasgaban las cuerdas en un loco frenesí.​

Tenía dos guitarras.​

Dos guitarras muy especiales.​

No eran como aquellas guitarras ordinarias que tienen seis cuerdas. No.​

La primera empezaba con la cuerda de arriba, seguía con la segunda, la tercera, cuarta, hacia abajo, hasta el infinito.​

Las notas que podía tocar también eran infinitas.​

No había melodía en el mundo que no pudiera tocar. Cualquier tipo de música, incluso la inexistente, era magistralmente interpretada por los enormes, pero hábiles dedos de Tommy Sound.​

Su segunda guitarra no era menos extraña.​

En realidad, no tenía primera cuerda, sino que, hacia arriba y ebajo, eran infinitas cuerdas.​

Por raro que parezca, las guitarras tenían cada una su propio estuche. Un estuche como cualquier otro.​

¿Cómo diablos le hacía para acomodar sus guitarras infinitas en un espacio finito?​

Sólo él lo sabía.​

Yo solamente solía disfrutar de su bella música en la pequeña plaza de mi pueblo.

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