Por Pegaso
Díganme hocicón, pero pienso que el Pejidente ya está chocheando.
Apenas ayer, después de mi vuelo vespertino, estábamos varios amigos y yo en charla de café analizando cómo estaría México actualmente si hubiese ganado López Obrador en el 2006, cuando el sistema le arrebató el triunfo y ganó la Presidencia de la República Felipillo Calderón, alias «Tomandante Borolas».
-Seguramente-dijo uno de mis contertulios chairos- estaríamos mucho mejor.
Fue secundado por los otros dos, sin embargo, los tres reconocieron que no siempre las intervenciones del flamante Jefe del Ejecutivo Federal han sido atinadas y hasta estuvieron casi de acuerdo en que ya empieza a chochear.
Una de las críticas más recurrentes de fifís y analistas políticos es que López Obrador sigue pensando que anda en campaña, no se ha cambiado el chip y continúa usando un lenguaje camorrero en cada una de sus intervenciones públicas.
La bonita frase con la que inicié mi colaboración de hoy, «Díganme hocicón», es autoría de AMLO. Sólo espero que no me cobre regalías o me denuncie por plagio.
El lenguaje dicharachero y campechano que utiliza El Peje para dirigirse a la Nación puede resultar inapropiado, diplomáticamente hablando, pero ha demostrado ser excelente para manipular a las masas.
Contestando a la pregunta de mi interlocutor, ayer, sentado en la mesa del café, admití que posiblemente México sí estaría mejor si hubieran dejado llegar a la silla a AMLO en el 2006. Lo que no se me ocurrió en ese momento fue decir que tal vez estaríamos igual que Venezuela, o tantito peor, vista la cercanía con los Estados Unidos.
El intervencionismo gringo en el país sudamericano desencadenó un conflicto interno que aún causa un terrible sufrimiento en el pueblo venezolano, de tal forma que una buena parte de los migrantes que nos llegan a nosotros son de ese país. Han salido de su tierra en busca de mejores condiciones de vida, como lo hacen los guatemaltecos, nicaraguenses, salvadoreños y cubanos, donde la izquierda ha triunfado.
Basta un solo motivo, por ejemplo, la crisis de los migrantes, para que los Estados Unidos venga a meter sus sucias manos a México, y entonces sí, nuestro gobierno de izquierda sólo tendrá dos opciones: O someterse, o resistirse.
Si se somete, tendrá que cumplir todas las condiciones que le dicten desde Washington, aún a costa de nuestra soberanía; si se resiste, pronto veremos consecuencias económicas fatales que llegarán hasta los ciudadanos y se generarán las condiciones para una «venezolanización» de México.
Díganme hocicón, pero esa es una amenaza real.
Si alguno de mis dos o tres lectores se topa por ahí al Pejidente López Obrador, paseando solitario por los pasillos de Palacio Nacional, háganle llegar mis siguientes recomendaciones:
1.- Bájele dos rayitas al lenguaje chocarrero y provocador, y póngase a trabajar seriamente para concretar todas sus promesas de campaña.
2.- Aún sigue hablando en tabasqueño. Tome un buen curso de español para que todos podamos enteder lo que dice.
3.- Haga una mañanera por semana. No es necesario que nos dé clases de historia todos los días, en cobertura nacional, diciendo que México se fundó hace 100 mil años.
4.- Mande a la chingada a todos esos cabrones de MORENA, que siguen peleándose el reparto del botín.
5.- Ni se le ocurra pensar en una reelección bajo el pretexto de que el pueblo así lo quiere. Recordemos que una figura tan venerada por usted, como Benito Juárez estuvo en el gobierno no sólo uno, sino varios períodos. Juárez fue Presidente en 1858 a 1861, luego de 1861 a 1865, de 1865 a 1867 y de 1867 a 1872, y si lo hubieran dejado, le hubiera seguido.
Por lo anterior, aquí termino mi colaboración con el refrán estilo Pegaso: «El cuadrúpedo artiodáctilo de nombre científico Sus scrofa, cuya probóscide es más prolongada, generalmente ingiere la óptima panoja del cereal Zea mais». (El marrano más hocicón siempre se come la mejor mazorca).