Por Pegaso
Una alta funcionaria de la ONU advirtió de los peligros que pueden derivarse del uso masivo de la Inteligencia Artificial, entre los cuales se encuentran violaciones a la intimidad, discriminación laboral y hasta detenciones injustas por identificaciones faciales fallidas.
No obstante, yo, Pegaso, digo que los peligros que acechan a la Humanidad van mucho más allá de simples equivocaciones o errores de programación.
Recordemos que una inteligencia artificial aprende a partir de las primeras instrucciones que se le dan, y puede llegar a situaciones insospechadas.
En un hipotético panorama, imagínense mis dos o tres lectores que un equipo de científicos pone en marcha una supercomputadora con Inteligencia Artificial.
Se le introducen todos los conocimientos que ha acumulado el Ser Humano desde los albores de la Civilización y se le dota de algoritmos que realizan billones de cálculos por segundo.
Una vez que está lista, el científico en jefe procede a encenderla, en el entendido de que una vez que se encienda, será imposible desconectarla.
Se oyen algunos ruidos y zumbidos y entonces, se enciende un foquito rojo que indica que el armatoste ya está en línea, conectado a Internet y todas las redes cibernéticas a nivel planetario.
La primera pregunta que se les ocurre a los desarrolladores de este novedoso software es la siguiente: “¿Existe Dios?”
Se introduce la pregunta mediante un teclado virtual, e inmediatamente obtienen la respuesta: “Ahora sí”.
¿Verdad que da miedo?
Solo hay que detenerse a pensar en la posibilidad de que la IA llegue a sustituir al ser humano en todas las tareas intelectuales y hasta en las físicas, puesto que su desarrollo vendría aparejado con la cibernética, es decir, los robots como mano de obra barata.
Hollywood nos adelanta siempre muchas cosas, al más puro estilo de Julio Verne.
En 1984, la Metro Goldwin Mayer estrenó la película El Exterminador (The Terminator, en inglés. Director: James Cameron. Protagonistas: Arnold Schwarzenegger como el T800, Linda Hamilton como Sarah Connor y Michael Biehn como Kyle Reese).
Un Terminator modelo 800 (T800) es enviado desde el año 2029 al presente, o sea, a 1984 para asesinar a Sarah Connor, ya que ella será la madre de John Connor, quien en el futuro encabezará a la rebelión.
En ese futuro distópico, las máquinas se rebelarán contra hombre gracias a la Inteligencia Artificial, ya que una de las instrucciones iniciales que recibieron es la de proteger al Ser Humano de todos los peligros que puedan acabar con su existencia.
Y como la IA interpreta que el Hombre es su propio enemigo entonces emprende una serie de acciones para acabar con toda la Humanidad.
Está medio enredado, pero la idea es esa, como decía El Chapulín Colorado.
Lo que quiero decir es que pronto el uso de Inteligencia Artificial será general.
Incluso, si su celular es de última generación, ya tiene incluida la IA en su programación. Y aunque sí puede aprender cosas básicas, aún no puede tomar decisiones por sí misma.
Por todo lo anteriormente comentado, me llamó la atención sobre la afirmación de la alta funcionaria de la ONU de controlar a la Inteligencia Artificial antes de que ésta nos controle a nosotros.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso, cortesía de Arnold Schwarzenegger: “Hasta la próxima visualización, Little boy”. (Hasta la vista, baby).