Por Pegaso
Dos inventos mexicanos que son usados en todo el mundo son la televisión a color y la píldora anticonceptiva.
Pero parece que frente a la gran capacidad de inventiva e innovación que tienen otros países, como los Estados Unidos, China, Japón o Corea, definitivamente nos quedamos muy por debajo.
Basta con echarle un ojo a las patentes que cada país genera, y nos damos cuenta, por ejemplo, que en el 2013 Japón se ubicó a la cabeza con 239,338 registros de 502,054 solicitadas; en segundo lugar, Estados Unidos, con 146,871 patentes de 400,769 solicitadas y en tercer lugar, Corea, con 79,652 patentes de 172,342 solicitadas.
Siguen China, Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia, Países Bajos, Italia, Canadá, Suecia, Australia, Finlandia, Israel y España.
México no aparece en el top 20, ni creo que aparezca en el top 50 o en el top 1000, porque la cantidad de inventos o innovaciones que se producen en nuestro territorio son muy escasas… pero espere…
Si hay algo que ha caracterizado siempre a los mexicanos en todo el mundo es su ingenio. En la red hay cientos de páginas dedicadas a presentar las mil y una formas de la inventiva mexicana.
Porque, ¿qué es lo que hacemos cuando surge un problema con nuestro coche? ¡Pues le hacemos un arreglo “a la mexicana”!
Muy pocos de esos ingeniosos sistemas, dispositivos o artilugios llegan a las oficinas de patente porque a los mexicanos nos vale Wilson que otro se aproveche de nuestras ideas, si no, díganlo estos ejemplos ilustrativos que hallé en Internet:
1.- Tacos al pastor a domicilio. Un horno para cocer la carne montado sobre una bicicleta.
2.- Timbre para el transporte público. Un pollo de goma pegado con cinta de aislar en el tubo sujetador del camión.
3.- La manteconcha o la concha cubierta con Oreo. Una joya de la repostería nacional.
4.- Botas vaquetas con ruedas, para llegar pronto al baile.
5.- Regadera para bañarse elaborada con una botella de plástico.
Y así, sucesivamente.
Si tecleamos en el buscador de la web la frase: “Los mexicanos no dominamos al mundo porque no queremos”, aparecen esos y otros muchos ejemplos de cómo la raza se las ingenia para resolver los problemas que se presentan a diario.
Por ejemplo, algo que me causó mucha risa y además, asombro por su gran sencillez y pragmatismo es una silla metálica donde se calientan las tortillas.
Sí, efectivamente. En una fiesta campestre no había comal para calentar las tortillas y a un genio anónimo se le ocurrió encender una fogata, y sobre ella, puso una silla metálica para después colocar el alimento y calentarlo. ¡Fácil!
A los mexicanos nada se nos dificulta, pero a ver, ¿dónde están todos esos patentes?
Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “¡Abstente de innovar!” (¡No inventes!)