Por Pegaso
¡Otra vez la volvieron a hacer los Simpsons!
Resulta que hubo un programa de los personajes color caca que se transmitió hace algunos años, donde se ve a Lisa Simpson, ya como adulta, sentada en la silla del escritorio Resolute de la Casa Blanca, ataviada con un saco sastre color morado y un collar de bolitas.
Misma vestimenta que mostró la Vicepresidenta Kamala Harris en la vida real, durante la toma de protesta de Joe Biden, el nuevo Presidente de Gringolandia.
En la serie, el Presidente se muere y queda la Vicepresidenta al frente del Gobierno, o sea, Lisa Simpson.
No sé si dentro de poco se llegue a morir el carcamal de Biden, pero la coincidencia asombró a no pocas personas.
A mí y a mi cuate Alex García, talentoso diseñador gráfico y filósofo de convicción, sin embargo, no nos ven la cara de indios.
“Fue un golpe maestro”,-dijo Alex cuando inicié la plática sobre el tema, ayer por la mañana en conocido café.
La verdad es que siempre he dicho que las megamillonarias producciones de Hollywood y los programas de amplia penetración popular, como Los Simpsons, sirven de boletines políticos.
En el caso que nos ocupa, el capítulo llamado “Bart to the Future”, estrenado el 18 de marzo del 2000, presenta a la hija de Homero con el ya mencionado saco.
Alguien por ahí, de los muy picudos asesores de la Casa Blanca, vio la oportunidad de crear polémica al recomendar a la Vicepresidenta Kamala que buscara un traje del mismo color y un collarcito de bolitas y así, todo estuvo fríamente calculado.
Los medios de comunicación nacionales e internacionales, amarillistas y sensacionalistas como son, de inmediato relacionaron el hecho con algo paranormal, como si en realidad fuera una predicción y todo se debiera a la casualidad.
Pero en política, ni aquí, ni en China ni en Gringolandia existe la casualidad, sino la causalidad.
No sé por qué no se le ha ocurrido a alguno de los picudos reporteros gringos que cubren la fuente de la Casa Blanca, preguntarle a doña Kamala cómo fue que se le ocurrió usar ese atuendo especialmente ese día, si fue sin querer queriendo o si todo fue fríamente calculado.
Con este tipo de cosas, a la gente común y corriente la tienen preguntándose cómo es posible que una caricatura de hace veintiún años pueda anticipar con tanta exactitud lo que va a ocurrir.
Yo recuerdo también otro famoso hecho. En un capítulo de Los Simpsons, se ve a Donald Trump, en caricatura, por supuesto, bajar por una escalera, después de ganar la Presidencia.
Años después se repitió la escena en la vida real, con el mismo traje, la misma corbata y hasta la misma gente.
¿No es esto prueba de que algún pillín anda por ahí, haciendo que las cosas que ocurren en la ficción se “cumplan” con pelos y señales? ¿Qué es más fácil, que exista lo sobrenatural o que todo sea fruto de los manipuladores?
Existe un principio en Ciencia, y Alex no me dejará mentir. Se llama “La Navaja de Ockham”, principio de economía o principio de parsimonia.
Sirve para desechar lo más absurdo y estrambótico.
Dice más o menos así: “La explicación más sencilla suele ser la más probable”.
Yo aconsejo a los más importantes influyentes medios de comunicación del mundo, como son el Washington Post, The Wall Street Journal, The New York Times, The Chicago Tribune, The Guardian, Le Fígaro, Pravda, El País, El Clarín, China Daily, The Independent, The Daily Planet, El Chisme Cachetón y Reynosa Post.com, si es que quieren hacerme caso, que usen “La Navaja de Ockham” cuando les llegue a sus redacciones ese tipo de material.
De igual manera, ahora que las Fake News están en todas partes, verificar primero la seriedad de la fuente antes que difundir noticias falsas cuyos efectos generalmente son nocivos.
Y aquí termino con mi colaboración de hoy: “A otro cánido con tal tejido óseo”. (A otro perro con ese hueso).