Por Pegaso
Andaba yo volando allá, cerca de las oficinas de CAPUFE donde manda galleta Marcos Olivares Olvera.
Y platicando con el delegadazo sobre temas de política, mencionaba la intención que tiene su partido político, el PRI, de entregar en greña el 25% del presupuesto anual del 2017 y el 100% del 2018.
Además, dentro del paquete de propuestas se incluye eliminar los diputados federales y senadores plurinominales, los diputados locales también pluris y recortar una serie de canonjías a esos canijos ladrones de cuello blanco que viven la dolche vita a costa de nuestros impuestos.
Esos angelitos, esos animalitos de la creación ganan en un sentón lo que nosostros, ciudadanos comunes y corrientes no ganamos en un año.
Porque aparte del estratosférico sueldo que reciben, se les otorgan compensaciones, dietas, ayudas para transporte, chofer, secretaria, se les regala un automóvil del año, se les paga la renta de las residencias donde viven, se les otorgan los boletos de avión y se les proporciona un aguinaldo que ya lo quisiera un jeque árabe.
De esa manera, cada diputado federal obtiene, según el cargo que tenga dentro de la cámara, entre 148 y 300 mil pesos mensuales.
Cada senador gana un sueldo base de 157,026 pesos mensuales, sin tomar en cuenta el cargo o la comisión que tenga, lo cual le permitirá tener ingresos de hasta 350 mil pesos por mes.
Pero nuestros representantes populares no son las únicas ratotas que viven a nuestras costillas.
Un magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se embuchaca 246,788 del águila cada treinta días, un consejero del Consejo de la Judicatura Federal gana 246,885 devaluados pesos, un consejero del INE, 249,547, el Presidente de la República tiene asignado un sueldito de 250,248 pesos por mes y un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no se siente contento si no le dan su sueldo mensual de 388,231 pesos.
Compárele. Un trabajador de la maquila gana unos 800 pesos semanales, es decir, 2,400 pesos por mes, casi la centésima parte de lo que gana el Presidente de la República.
Pero además, tiene que ahorrar para comprar una carcachita americana, cargar gasolina, echarse un taco y pagar la renta de su casa, todo del mismo sueldo.
Al final de cuentas le viene quedando el 50% para cubrir sus necesidades básicas, tales como alimentación, vestido y educación.
Los desproporcionados sueldos que se asignan los ladrones de cuello blanco son un insulto para el pueblo entero.
Pero dentro de las cámaras de diputados y senadores hay privilegiados entre los privilegiados.
Durante muchas décadas hemos mantenido a una élite que llega a las curules no con el voto popular, sino por decisión de las cúpulas de sus partidos, y me refiero a los legisladores plurinominales.
Éstos ni siquiera se ensucian los zapatos, no hacen campaña y no invierten un sólo peso para llegar al senado o a la cámara de diputados, pero son los que ostentan los cargos más importantes y mejor pagados.
Si va en serio la propuesta, pronto veremos la desaparición de esa casta divina.
El sismo del 19 de septiembre pasado se está convirtiendo en un parteaguas.
El ciudadano está exigiendo, ahora sí, que muchas cosas se pongan en su lugar, que realmente se cumpla con el principio de que el gobierno es para servir al pueblo y no para servirse de él.
A ver, ¿cómo es posible que un ex presidente tenga una pensión fabulosa luego de tan sólo 6 años de estar en el cargo?
Eso violenta la Ley Federal del Trabajo, donde un empleado tiene que invertir al menos 30 años de su vida útil para obtener un raquítico ingreso y vivir de él lo que le reste de vida.
Pero aparte, a los ex se les asignan escoltas y se les proporcionan todas las prestaciones que tenían cuando estaban en activo.
La Cámara de Senadores se integra por 128 miembros, de los cuales, 64 son elegidos por el voto popular, otorgándose uno por Estado a la primera minoría, además de32 que son elegidos mediante el principio de representación proporcional (plurinominales).
Por otra parte, la Cámara de Diputados se integra por 300 legisladores electos por el voto y 200 plurinominales.
El INE tiene 11 consejeros, al igual que el Supremo Tribunal de Justicia de la Federación.
Cada una de esas instancias burocráticas es como una ciudad pequeña donde laboran miles de empleados que reciben salarios y prestaciones abultados.
Si resulta cierto que ya no habrá diputados y senadores plurinominales, si se baja el sueldo a los ministros y consejeros, eso representaría un verdadero adelgazamiento, un achicamiento del Gobierno Federal.
Sin el presupuesto para campañas del 2018, los candidatos del PRI deberán rascarse con sus propias uñas, y seguramente en la gran mayoría de los distritos escogerán a aspirantes que tengan suficiente dinero para cubrir los gastos necesarios.
Yo dudo mucho que se vaya a hacer algo así. Acostumbrados a vivir a costa del pueblo, los integrantes de la casta política defenderán sus sueldazos y posiciones hasta la muerte.
No. No creo tanta belleza.
Lo que pienso es que ahorita pueden decir lo que quieran, al calor de la presión que los ciudadanos están metiendo al Gobierno luego del sismo, pero para el 2018 será completamente diferente, todo se habrá olvidado y las cosas volverán a ser iguales o aún peores.
México necesita no un temblorcito de 7 u 8 grados, sino uno de 20 para que pueda salir de su apendejamiento natural.
Somos como la gallina de Stalin. Dicen que una vez el dictador ruso José Stalin mandó llamar a sus ministros para hacerles una demostración. Pidió le trajeran una gallina, agarró firmemente al animal y empezó a arrancarle las plumas. La gallina cacareaba por el dolor, pero aún así Stalin continuaba quitando pluma por pluma, hasta que la dejó pelona. Luego soltó al ave y ésta se tambaleaba adolorida y ensangrentada. Entonces, el dictador tomó unos granos de trigo en su mano y se los mostró a la gallina. Ésta, olvidando el dolor, se fue tras su verdugo en busca de las semillas. Así es como se maneja a las masas. Un gobernante puede causarles todo el dolor que puedan soportar, pero a final de cuentas lo buscarán cuando éste les ofrezca un mendrugo de pan para comer.
Y el refrán estilo Pegaso dice así: «Abstente de proporcionarme moneda corriente, sin embargo, agradeceré que me asignes al sitio donde ésta se encuentra». (No me des dinero, sólo ponme donde hay).