Por Pegaso
Andaba yo volando allá, sobre la laguna La Escondida, donde se ha hecho cada vez más frecuente el incendio de los tules y el pastizal que cubren parte del extremo norte y poniente de ese vaso.
Todavía ayer por la noche personal de Protección Civil, de la Dirección Regional y de Contraincendios de PEMEX intentaban controlar el fuego que amenazaba con extenderse hacia algunas casas de la colonia La Laguna.
Tan espeso era el humo que despedía la maleza quemada que incluso nuestra amiga reportera gráfica Antelma Flores, quien vive ahí cerquita tuvo que salir apresurada para no sofocarse, a pesar de sus limitaciones físicas causadas por un desafortunado accidente.
El tema de la laguna da para mucho.
Empecemos por decir que las obras de rescate y saneamiento que culminaron en el 2013 no están completas. Falta precisamente la parte norte, hacia donde se extiende la maleza que hoy se está quemando.
Todo ese sector, colindante con las colonias La Laguna y Petrolera permanece «virgen», por así decirlo, ya que las máquinas que limpiaron el resto de esa área natural protegida no llegaron hasta ahí.
Se gastaron más de 500 millones de pesos en una obra inconclusa.
La gran cantidad de hierbas y tules secos en plena canícula es una fórmula incendiaria, literalmente hablando. Basta con que haya una botella y que los rayos solares incidan en cierto ángulo para que se inicie el fuego y entonces exista un grave riesgo para cientos o miles de familias que viven ahí cerca.
Tal vez resulte una coincidencia que el incendio de ayer ocurrió exactamente en la misma fecha que el del año anterior.
Efectivamente, el 2 de agosto del 2016 personal de Protección Civil, PEMEX y el Gobierno del Estado atacaron un voraz incendio ahí mismo, bajo las mismas circunstancias y con el mismo peligro para los residentes del sector.
La laguna La Escondida está subaprovechada.
Se tendría que invertir en una segunda etapa para eliminar toda la maleza y el pantanal para poder aprovecharla turísticamente.
En la actualidad centenares de habitantes de Reynosa acuden al Parque Cultural a hacer deporte, a convivir o simplemente a admirar la fauna local desde el mirador.
Pero una vez saneada al 100%, la laguna puede ser un polo de atracción para turistas nacionales y extranjeros.
Hace unas semanas visité un paraje con el conocido activista y Rector de la Universidad del Norte de Tamaulipas, Francisco Chavira y me decía que la laguna tiene un gran potencial.
Y como está más puesto que un calcetín para entrarle a proyectos innovadores, me tomó la palabra para gestionar la introducción de trajineras para dar recorridos a los visitantes, tal como se hace en Xochimilco.
Difícilmente se podrían traer gondolieris de Venecia, pero una decena de trajineras darían a la laguna la vistosidad y el colorido que requiere para atraer a los visitantes.
Según Chavira, la primera trajinera que se logre botar en las aguas de la laguna llevará el nombre de «Pegaso» al frente.
Finalizo con el infaltable refrán mexicano: «Se te filtra el agua al interior de la pequeña embarcación construida con madera». (Se te hace agua la canoa).