Por Pegaso
Después de mi vuelo vespertino llegué a mi penthouse y me puse a revisar las redes sociales para enterarme de los últimos chismes, top trendings y videos virales.
Llamó mucho mi atención el hecho de que organismos internacionales como la ONU y Amnistía Internacional adviertan al Gobierno Mexicano del peligro que representa para los derechos humanos la aprobación de la nueva Ley de Seguridad Interior.
Confieso que no la he leido, pero entiendo que se trata de acotar algunas de las libertades de que actualmente gozamos y a las que nos hemos acostumbrado a lo largo de muchas décadas.
Yo siempre he dicho que no me gustaría vivir en los Estados Unidos porque allá te pueden mandar a la silla eléctrica hasta porque le sacas la lengua a un policía.
Hay miles de ejemplos. Por decir, si un naco mexicano va por una calle de McAllen y ve una sabrosa güerota, no se va a contener las ganas de echarle un picante piropo mexicano: «¡Mamacita, tantas curvas y yo sin frenos!».
Inmediatamente después la aludida busca la ayuda de una patrulla policíaca, la que, como hecho adrede, va pasando por enfrente.
El individuo es detenido por faltas a la moral en vía pública, la chava presenta la denuncia y pide que lo lleven a la corte. Ya en el juzgado saca un enorme acordeón con todas las demandas derivadas del obsceno piropo del mexicano: Acoso sexual, intento de asalto, daños a la moral, daños psicológicos, misoginia y otros.
También le presenta las cuentas de lo que ha gastado o tiene que gastar para recuperar su estado mental y emocional anterior: Pago al psicólogo, pago al trabajador social, hospitalización, terapia, y párele de contar.
El pobre sujeto tendrá que purgar una condena de varios años en prisión y un multón de muchos miles de dólares.
Por el contrario, en México las damitas están tan acostumbradas a ese tipo de expresiones pícaras, que ya nada más voltean la cara y hacen un gesto de fuchi, cuando el individuo es prieto, chaparro, feo y panzón.
Pero si se trata de un Brad Pitt, seguro se le avientan encima sin pensarlo un segundo.
Pues bien. Las nuevas leyes nos están llevando a parecernos cada vez más mal sistema legal de los norteamericanos.
Lo malo es que en México el Gobierno no garantiza el nivel mínimo de bienestar a sus ciudadanos en comparación con el estilo de vida de los gringos.
He visto y escuchado algunos temas referentes a la Ley de Seguridad Interior.
Algo que realmente me preocupa es el hecho de que cualquier frase o palabra que alguien publique en contra de un tercero, podrá ser tomada como prueba acusatoria ante los tribunales, aún cuando sea verdad lo que se diga.
Ya no tendremos los periodistas la libertad de decirle ratota a un político corrupto.
Ya no más encabezados amarillistas, como aquel de un periódico regiomontano que se llamaba La Garrapata, el cual publicó una vez: «A la esposa del Gobernador le apesta el burro».
Y sí, efectivamente, en el cuerpo de la nota decía que la esposa del Gobernador de aquel entonces había interpuesto una queja ante salubridad, porque en el patio trasero de su casa había un burro que producía malos olores.
No más memes con frases picantes para el presidente cada vez que la caga.
La nueva Ley de Seguridad Interior considerará ilegal que un grupo de chavos se junten en la vía pública para ir a echarse una cascarita. Se verán expuestos a que los soldados los rodeen apuntándoles con sus metralletas Ciucóatl o desde los vehículos Sandcat con sus Barret M-95 de 50 milímetros, listos para disparar. Los interrogarán acerca de la actividad que planean realizar, les revisarán las mochilas, las bolsas de los pantalones y hasta cortarán a la mitad los balones para ver si no traen algún tipo de explosivo.
Cuando uno vaya por la calle en su vehículo, acompañado de su familia, tendrá que demostrar que no es un delincuente, ya que le exigirán una identificación oficial, de preferencia la credencial de elector vigente, licencia de manejo, CURP, acta de nacimiento propia, del cónyuge y de los hijos, título universitario, tarjeta de puntos de Soriana y hasta la cartilla de vacunación del perro.
Eso es lo que puede pasar en el país si se aprueba tan disparatada ley.
Termino con el refrán estilo Pegaso que dice: «¡México, no te acabes!» (País denominado Estados Unidos Mexicanos, evita entrar en un proceso de agotamiento).