Por Pegaso
Recostado en mi mullido cumulonimbus, acá, en el caluroso cielo de Reynosa, repaso las noticias más recientes y me encuentro con la novedad de que un juez dejó en libertad a «La Loca».
Al leer el encabezado, la primera idea que se me vino a la mente fue que un tribunal recibió el caso de alguna señora que padece de sus facultades mentales y que al saber que no cometió delito alguno, procedió a sobreseer el caso y a declararla formalmente en libertad.
Sin embargo, al profundizar en la lectura ví que en realidad se trata de un individuo que se dedica a quemar locales comerciales en Coatzacoalcos para obtener ganancias ilícitas.
Surgido de las fuerzas básicas de los radieros y marucheros de aquella comunidad, Ricardo N., alias «La Loca» es un jovenazo descarriado que se había convertido en el terror de los empresarios.
Su última «hazaña» fue balacear y prenderle fuego al bar «Caballo Blanco», donde murieron 28 personas, todo porque se habían negado a pagar la cuota que exige la delincuencia organizada.
«La Loca», luego de cometer su penúltima travesurilla, fue puesto en libertad por un corrupto juez, situación que el mismo Pejidente puso de relieve en su mañanera del jueves.
Por cierto, ¿ya se han dado cuenta de los apodos tan chistosos, estrambóticos y chimengüenchones que usan los malosos?
Veamos: «El Chapo», «El Chiquilín», «El Hummer», «El Mataamigos», «El Muletas», «El Ondeado», «El Pozolero», «El Azul», «El Amarillo», «El Señor de los Cielos», «El Zucaritas», «La Barbie», «La Tuta», «El Cochiloco», «El Panochitas», «El Pistache», «El Tortas», «El Bucanas», «El Menchito», «El Comegusanos», «La Rata», «La Puerca», «El Mataperros» y mil ingeniosos sobrenombres más.
Excélsior señala en una nota que son los delincuentes de medio pelo los que se ponen los apodos más sanguinarios e intimidantes, además de que eso refleja «cierto cinismo, como burla», según el profesor Pedro De la Cruz, de la UNAM.
El especialista-seguimos con la nota de Excélsior- dice que los matones de hoy, por lo general jóvenes de veintitantos años, posiblemente siguen usando los nombres que utilizaban cuando eran niños y acostumbraban los juegos de consola violentos o de la Internet.
Son avatares que los identifican en un mundo repleto de violencia, igual que en los videojuegos. Solamente han trasladado hacia la realidad lo que veían en su niñez: Matanzas, desmembramientos y violaciones.
Esta es una nueva visión que se debía revisar por parte de las autoridades a fin de que se prohíba la venta en México de ese tipo de juegos violentos.
Los dejo con el popular dicho estilo mexicano que dice: «Coméntame a qué individuos frecuentas y procederé a describir tus características personales». (Dime con quién andas y te diré quién eres).