Por Pegaso
Acá, en mi búnker, entre cúmulos, nimbus y estratos, me puse a repasar la vida y obra de Nicolás Maquiavelo.
Diplomático, funcionario, filósofo y escritor italiano, es considerado el padre de la ciencia política moderna, aunque nació en plena época del Renacimiento, en Florencia, Italia.
Fue autor de El Príncipe, compendio de pensamientos y acciones prácticas sobre cómo conseguir y mantener el poder.
Se le atribuye la frase «El fin justifica los medios», pero también aquel pensamiento que dice que un príncipe (o gobernante) tiene dos formas de lograrlo: O siendo amado o siendo temido.
En la época actual tenemos varios ejemplos de gobiernos que pusieron en práctica la segunda opción. El más actual y reciente es el de Nicolás Maduro en Venezuela, o Fidel Castro en su momento, en Cuba, quienes implementaron una dictadura en sus respectivos países y ya vemos cómo les fue a esos pueblos.
Esto no es de Maquiavelo, sino de Pegaso. Siempre que algo entra a la fuerza, de improviso, sin saliva, crea un shock que produce una convulsión social
Lo digo porque no es prudente tratar de imponer un régimen dictatorial así, a lo bruto, sin pasar por un estado intermedio ni preparar a la gente.
La corrupción siempre estuvo presente en dependencias federales, estatales y municipales. Correr de improviso a miles de empleados que se presume forman parte de esa cadena de corrupción, sólo dejará en la ruina a muchas familias. La corrupción fue un modo de vida para el pueblo mexicano desde hace muchos años. Ya lo decían los sabios pensadores de la política de los años setenta: «La corrupción somos todos» y «Cada mexicano tiene una mano en el bolsillo de otro mexicano».
Si algo nos ha enseñado la historia es que existen mecanismos de compensación. El agente de tránsito que no recibe un sueldo decoroso, va a «morder» a los automovilistas. Los automovilistas, por no tomarse la molestia de ir a pagar a la Delegación y ahorrarse unos pesos, entrega la cantidad que le pide el cumplido policía vial.
Y en todos los ámbitos era lo mismo.
No sé si sigue habiendo «moches» en las oficinas públicas, pero siempre es más recomendable empezar a barrer la escalera de arriba hacia abajo, escalón por escalón, que querer barrer todo con una sola pasada de la escoba.
Entiendo que el Pejidente es un hombre que busca acabar y combatir ese flagelo, pero en esa tarea pienso que está solo, porque muchos de sus colaboradores ya han sacado sus afiladas uñas y siguen peleándose el reparto del botín.
En Maquiavelo podemos encontrar también muchos aforismos y consejas que nos pueden orientar sobre el rumbo que puede estar tomando nuestro país.
Decía que un gobernante debe tener una mano de hierro y otra de terciopelo.
No sé por qué presiento que el Pejidente AMLO está siguiendo los consejos del autor italiano, porque, por un lado, tiene a un brazo político suave, que es Yeidckol Polevnsky, al mando de su querido partido MORENA, y por el otro, un brazo duro encarnado en Ricardo Monreal, Presidente de facto del Congreso para golpear y fustigar a los enemigos políticos.
El propio López Obrador utiliza un lenguaje doble. Por un lado, su República Amorosa, sus frases de amor y paz y la no confrontación; por el otro, las descalificaciones y ataques a medios de comjunicación, a quienes califica de «prensa fifí». Esto está creando un clima que se enrarece cada vez más y puede desencadenar ataques a la libertad de prensa cada vez más violentos y frecuentes.
Si el Pejidente o alguno de sus más cercanos consejeros y colaboradores están leyendo esta columna, les pido que le hagan llegar esta recomendación: Deje a un lado El Príncipe de Maquiavelo y mejor lea La República de Platón.
Ahí dice quiénes y qué características tienen los individuos que deben gobernar un Estado.
Platón, en base a las enseñanzas de su maestro Sócrates, distinguía cuatro tipo de personas, de acuerdo con su valor individuoal: De Oro, de Plata, de Cobre y de Hierro. Los hombres de oro son idóneos para gobernar, los de plata, para la guerra, los de cobre para el comercio y los de hierro para el trabajo artesanal.
¿De qué metal son los que ahora están en el poder?
Se los dejo de tarea.
Por lo pronto, quédense con el refrán estilo Pegaso que dice: «En el bajel donde proporciona directrices el poseedor de la capitanía se abstiene de distribuir órdenes el personal de la tripulación». (Donde manda capitán no gobierna marinero).