Por Pegaso
Navegando en las redes sociales vi algo que llamó poderosamente mi atención.
Era la marca de un mezcal.
Se llama: “Tus nalguitas serán mías”.
Sí. Aunque parezca una vacilada, hay un mezcal que lleva ese nombre: “Tus nalguitas serán mías”.
Luisito Comunica, uno de los youtubers más famosos de México, lo dio a conocer recientemente.
El nombre me llamó la atención.
¿A quién diablos se le ocurrió llamar de esa forma a una bebida alcohólica? ¿Y por qué las autoridades que se encargan de aprobar los nombres de las marcas lo permitieron?
Yo no me escandalizo por casi nada, pero podría jurar que el nombrecito es ofensivo para los más santurrones.
Según el comentario de Luisito Comunica, la bebida tiene en el mercado desde el 26 de abril del 2018.
Seguramente muchos han tenido el privilegio de degustar tan fino licor, no apto para persignados.
Entrando a la página oficial de este mezcal, se puede apreciar que tiene 2,562 seguidores. El producto se fabrica en Dolores Hidalgo, Guanajuato y se vende en varias partes de la República.
Un link nos lleva hasta un comercial simulado donde sale un jovenazo de piochita que dice: “Si quieres librarte de cualquier mal, prueba nuestro nuevo mezcal: “Tus nalguitas serán mías”. Diviértete con tus amigos y compártelo y disfruten en cada copa.
Y para las mujeres tenemos la crema de mezcal “Tus nalguitas serán mías”. Diviértete y pruébala con tus amigas. Y recuerda: “Tus nalguitas serán mías”.
A como vamos, pronto tendremos la marca promocionándose en la televisión abierta.
Recién leía un artículo en una revista donde se analizaba el tema del lenguaje soez y vulgar, convertido ahora en una forma normal de comunicación.
-¿Qué onda, wey?-le dice una jovencita a otra al llegar a la escuela.
-¡Qué pedo agarramos en el antro anoche!-contesta la aludida.
Mi generación, conocida como la Generación X, inició la transición para hacer común el lenguaje grotesco. Fue la época de la rebelión hacia todo lo que era el buen gusto, la etiqueta y la educación en las relaciones personales.
El Manual de Carreño, un compendio de buenos modales, no faltaba en cada hogar.
Los hijos llamaban de “usted” a sus papás y muchos los saludaban de beso en la frente o en el dorso de la mano, con sumo respeto y devoción.
Había casos extremos, pero muy aleccionadores, donde los padres quemaban la boca de sus vástagos cuando los sorprendían diciendo alguna palabrota.
Hoy, por el contrario, la falta de respeto y el mal gusto triunfan en cualquier ámbito: En el hogar, en la escuela, en el trabajo y en las redes sociales.
Qué le costaba al propietario del mezcal ponerle un nombre como: “Tus protuberancias glúteas pasarán a ser de mi propiedad”, en lugar de “Tus nalguitas serán mías”.
Pero en fin.
Los creativos de la marca posiblemente no han leído nunca los refranes al estilo Pegaso que se publican en esta columna, como el siguiente: “Para contrarrestar cualquier experiencia negativa, un recipiente cilíndrico de cristal que contiene bebida alcohólica elaborada a base del zumo del agave”. (Para todo mal, un vaso de mezcal).
Nota de la Redacción: Agradecemos a Luisito Comunica por haber dado a conocer al mundo este néctar de los dioses. ¡Salud!