Por Pegaso
Ojo: Los personajes descritos en ésta columna son ficticios; cualquier parecido con personas o situaciones de la vida real es mera coincidencia. El propósito es extraer una sonrisa al lector e invitar a la reflexión sobre temas de actualidad. Creo que si los políticos, funcionarios y líderes empezaran el día de mejor humor otra ave gallinácea emitiría para nosotros sus característicos sonidos guturales, es decir, otro gallo nos cantaría.
Dicho lo anterior, pasamos al tema principal de ésta conspicua e hilarante colaboración.
Resulta que el fin de semana pasado había yo lavado y aspirado mi patas de hule para que luciera limpio y reluciente.
Y volando por el nuboso cielo de Reynosa me dí cuenta de la gran cantidad de nubes que venían directo hacia nosotros, y entonces pensé: «¡Chin! Otra vez la Ley de Morphy».
Cada vez que lavo mi carro, llueve.
Generalmente traigo mi vehículo camuflageado con una fina capa de polvo, pero inevitablemente, cada que lo lavo, cae la lluvia y se vuelve a ensuciar.
Es como si el dios de la lluvia siempre estuviera al pendiente y dijera: «¡Ahhh, ya lavó el carro!¡Chíngale!»
La Ley de Morpy está presente en nuestra vida diaria.
¿A quién no le ha pasado que cuando quiere llegar a su casa sin hacer ruido es cuando más rechina la puerta?
¿O cuando más interesante es un programa de televisión se presenta alguna falla, o se va la luz?
¿O cuando vas a pasar a McAllen y decides cambiarte de fila porque la tuya va muy lenta, pero resulta que, inmediatamente después del cambio, la fila donde estabas empieza a ser más rápida?
La Ley de Morphy es una suposición humorística que nos dice que, si algo tiene posibilidades de salir mal, saldrá mal.
Es el sumum del pesimismo. Fue inventada por un tal Eduard Morphy, un ingeniero norteamericano que participaba en unas pruebas de aceleración. Al notar que uno de los técnicos había colocado mal unos cables, emitió su famosa frase: «Si este tipo tiene la forma de cometer un error, lo hará».
Y de ahí pa’l real, empezó la costumbre de referirnos a la Ley de Morphy cuando algo nos sale mal, como una especie de desahogo de nuestra propia impotencia al ver que no todo resulta como lo esperamos.
Hay miles de situaciones cotidianas en las que se puede aplicar esta ley, y se ha descubierto que existen también infinidad de derivadas, postulados, corolarios y epílogos relacionados con ella.
Por citar algunos ejemplos:
-Ley de los contratos deportivos: Cuanto mayor es la cantidad que figura en el contrato, menos eficaz es la temporada siguiente.
-Principio de Knox sobre la calidad de la estrella: Cuando traspasan a una superestrella a su equipo favorito, se apaga.
-Ley de Moser sobre los deportes: Las jugadas emocionantes siempre suceden cuando usted está mirando el marcador o ha salido a comprar palomitas.
-Ley de bob sobre los deportes televisados: Si durante un partido cambia de un canal a otro para no ver los anuncios, en el segundo canal también habrá anuncios.
Esta ley también es muy útil cuando se aplica a la tecnología.
-Todo gadget fallará un día después de que expire la garantía.
-Cuando quieres demostrar a alguien que algo no funcionará, funcionará.
-Nunca tendrás un disco duro del tamaño necesario.
-Es imposible recordar todas tus contraseñas.
-El servicio de atención al cliente nunca resolverá tus dudas.
-Las actualizaciones llegan en el momento más inoportuno.
Yéndonos un poquito más profundo, cada campo del conocimiento humano ha desarrollado sus propias versiones.
-Primera Ley de Chisholm: Cuando las cosas vayan bien, algo habrá que haga que vayan mal. Cuando parece que ya nada puede ir peor, empeora; cuando te parezca que las cosas van mejor es que se te ha pasado algo por alto.
-Paradoja de Siverman: Si la ley de Morphy puede salir mal, lo hará.
-Ley de Pudder: Todo lo que empieza bien, acaba mal. Todo lo que empieza mal, acaba peor.
-Postulado de Tylczak sobre la probabilidad: Los sucesos fortuitos tienden a suceder todos juntos.
-Síntesis de Schnatterly sobre los corolarios: Si algo no puede salir mal, saldrá mal.
-Extensión de la Ley de Morphy: Si una serie de sucesos pueden salir mal, saldrán mal en la peor secuencia posible.
-Corolario de Rarndick del quinto corolario: Después de que las cosas hayan ido de mal en peor, el ciclo se repetirá.
-Extensión de Gattuso sobre la Ley de Morpy: Nada es tan malo nunca como para que no pueda empeorar.
-Ley de Perrusel: No hay tarea tan simple que no se pueda hacer mal.
-Ley de Decoud: La posibilidad de que algo vaya mal es proporcional a su sencillez.
-Axioma de Dehay: Los trabajos sencillos siempre se dejan apra después.
He encontrado también los siguientes ejemplos en Internet:
-Si la tostada se cae siempre será por el lado de la mermelada.
-Llevar un paraguas cuando hay pronóstico de lluvia influye para que ese día no llueva.
-Siempre se encuentran las cosas en el sitio menos esperado.
La Ley de Morphy nos sirve de pretexto en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia. Nos permite explicarnos por qué hay cosas que parecen estar fuera de nuestro control o por qué en ocasiones pensamos que todo el Universo conspira contra nosotros.
Una cosa sí es cierta: La Ley de Morphy sólo funciona con los pesimistas.
Y ya que sólo cuando lavo mi carro llueve, buscaré hacer un contrato con los agricultores para lavarlo cuando necesiten un riego de asiento o de auxilio para sus cosechas.
Mientras tanto, nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que dice así: «Resulta inevitable que justo en el momento en que nuestros apéndices dactilares están cubiertos de material graso, tenemos sensación de prurito en la prolongación nasal o en el área rectal». (Cuando tienes las manos embadurnadas de grasa es cuando te comenzará a dar comezón en la nariz o en el culo).