Por Pegaso
Yo, Pegaso, en pleno uso de mis facultades físicas y mentales, declaro lo siguiente: Desde hace un año y ocho meses, en este mismo espacio, hacía referencia a que el ser humano no se las está viendo con un simple virus, sino con un organismo mutante.
Hemos visto cómo en las películas los imaginativos guionistas nos pintan mundos apocalípticos con zombies, replicantes, mutantes y todo tipo de criaturas amenazantes que, sin embargo, sabemos que están ahí, dentro de la pantalla y que en realidad no representan mayor peligro para el Ser Humano.
Y, ¿qué tal si fuera realidad? ¿Si lo que Hollywood nos pinta es un anticipo de lo que está por venir? ¿Qué si de verdad hay personas muy poderosas que manejan el destino del planeta a su antojo y ahora buscan darle una rasuradita a la población mundial?
Ya lo decía Maltus hace más de cien años. La población mundial se duplica cada 50 años, en tanto que la producción de alimentos no crece al mismo ritmo.
Llegará un momento en que los recursos naturales se agoten ¿y después?
Es aquí donde los conspiranoicos entran a escena.
¿Es el COVID-19 un recurso para bajar la población humana?
Recordemos que primero nos sentimos francamente aterrados cuando la Organización Mundial de la Salud dio a conocer la existencia de ese virus.
En México hasta hicimos varias cumbias, pero pronto vimos que la cosa venía en serio y empezamos a ponernos el cubrebocas.
Para diciembre del 2020, anhelábamos una vacuna que ya se tardaba en llegar, y para marzo y abril, empezamos a inocularnos para protegernos del terrible mal.
El COVID-19 o SARS-COV-2 ha desarrollado una capacidad de mutación hasta ahora desconocida.
En lo que va de la pandemia ya llevamos muchas variedades. Vamos en el Ómicrom, es decir, 15 mutaciones, si tomamos en cuenta que la OMS utiliza el alfabeto griego para designar a las variaciones de los virus (alfa, beta, gama, delta, épsilon, dseta, eta, theta, iota, kappa, lambda, my, ny, xi y ómicron).
Pronto seguiremos con las variantes pi, rho, sigma, tau, ypsilon, phi, chi, psi y omega, y seguiremos con el alfabeto fenicio o el chino.
Las mutaciones no son raras. De hecho, todas las especies están en constante cambio. Pero mientras mayor sea la especie, más lentas son sus mutaciones.
Hay casos inducidos, artificiales, como los perros, gatos y caballos. El ser humano ha hallado la manera de acelerar el proceso, sin embargo, en términos de la Naturaleza, son las bacterias y virus los que mutan con mayor rapidez.
Aunque no se ha demostrado que la variante ómicron del COVID-19 sea resistente a la vacuna, los especialistas consideran que es alta la posibilidad de que surjan nuevas variedades que logren burlar la inmunización, y entonces, tendremos que empezar desde el principio.
No se trata de una película futurista o distópica la que estamos viviendo. Es algo real.
La duración de la pandemia dependerá de nosotros.
En realidad, la solución no es la vacuna, ni el cubrebocas ni el gel. La solución es dejar de viajar a otros países y regiones. El virus se mueve a la velocidad en que lo hacen nuestros transportes, así que la movilidad humana es la mejor forma en que se transmite.
Esta es una guerra contra los mutantes. Repito, esta es una gue…