Por Jesús Rivera
Llegando de mi vuelo vespertino me puse a ver las novedades de la red, y como siempre, casi me fui de espaldas ante las sorpresas que se puede encontrar uno en el ciberespacio.
Y no es por nada, ya que lo he visto casi de todo y pocas cosas me sorprenden, pero lo que vi y escuché ayer por la tardecita es una verdadera mentada de mamá para la inteligencia humana, un retroceso hacia la Edad Media, ¡qué digo la edad media! hacia la época de las cavernas.
¡Imagínense! En el programa de Telerisa que dirige Pepillo Orijuel aparece como invitada una vidente cubana que predice que habrá un huracán de categoría 6, el cual azotará las islas del Caribe, llegará al Golfo de México y pegará en Tamaulipas.
Mhoni es el nombre de la pitonisa que predijo tal acontecimiento, aunque sospecho más bien que no es mujer, sino machito calado por su voz atiplada, la configuración de su cara, la estatura, las manos enormes, el ancho de los hombros y la manzana de Adán que se le ve en el cuello.
Lo grave no es lo que dicen oraculeros como Mahoni, Walter Mercado o el Brujo Mayor, sino que la gente se los cree y entra en pánico.
Para empezar, no hay categoría 6, al menos en la clasificación Saffir-Simpson, que es la más usada en meteorología.
Los ciclones de categoría 4 y 5, como Gilberto o Katrina son los más fuertes y generalmente se consideran catastróficos.
Desde hace tiempo los meteorólogos han predicho la posibilidad de que la intensidad de los huracanes sea cada vez mayor. Los superhuracanes rebasarían la clasificación Saffir-Simpson, pero no por algún elemento mágico, sino por el calentamiento global.
Si es cierto como dice Mhoni que habrá tres huracanes con los nombres bíblicos de Miguel, Rafael y Sarah, «casi de categoría 6 en septiembre», voy y me le hinco de rodillas, no porque tenga poderes sobrehumanos, sino por tener acceso a información privilegiada.
¿Qué pasa si no le atina? Nada. Al rato nadie se va a acordar.
¡Ahhh! Pero si llega acertar, todo mundo hablará de ella/él y será considerada/o como la/el más extraordinaria/o de las/los videntes.
Está estadísticamente demostrado que cualquier persona puede acertar a un evento futuro dentro de cierto rango. En Matemáticas se le conoce como «la Campana de Gauss». (Ver en Google). Es decir, en un plano cartesiano se puede hacer una curva en forma de campana, donde los promedios siempre estarán en la parte abultada de enmedio y los extremos siempre estarán cerca de cero.
Mhoni se cuidó de jugar con la ambigüedad. Decir «casi categoría 6» no es lo mismo que decir «categoría 6».
La Agencia NOA (Agencia Nacional Atmosférica de Estados Unidos) anticipó 15 tormentas tropicales para la temporada 2018 en el Atlántico, de las cuales, 7 serán de categoría de la 1 a la 3 y 3 de categoría 4 y 5.
Al menos uno de ellos podría alcanzar la potencia de un categoría 5, «casi casi pegándole al 6», como Gilberto y Katrina, y así, estadísticamente la vidente salvaría su trasero y su prestigio, apostándole casi a lo seguro.
Antes de decir su predicción se cuidó de consultar la tabla de nombres asignados por NOA, ya que Miguel, Rafael y Sara sí están en la lista. La asociación con los nombres de la Biblia fue de su cosecha.
Por cierto, si por el calentamiento global llegásemos a tener alguna vez ciclones categoría 6, éstos no sólo serían catastróficos, sino apocalípticos. Y eso que no soy pitoniso, oraculero, profeta, augur, vate, arúspice, vidente o nigromante.
Ya lo dije. Si acierta Mhoni, me le voy a hincar, pero si falla publicaré aquí mismo una jaculatoria donde le diré: «Lero, lero, candelero».
Va el refrán pegasiano: «Individuos pertenecientes a la etnia zíngara se abstienen de anticipar su hado en forma recíproca». (Entre gitanos no se echan la suerte).