Por Pegaso
Recostado en mi mullido cumulonimbus me pongo a repostar después de los intensos días de la Semana Santa que tuvimos, siguiendo a los candidatos y gastando gasolina de okis.
Este lunes, sin embargo, tres temas eclesiásticos que aparecieron en los medios de comunicación llamaron mi atención: El primero y ya muy trillado de los curas pederastas.
Se supone que a consecuencia de los continuos escándalos que de repente cimbran los cimientos de la Iglesia Católica, finalmente la jerarquía decidió poner un alto a la calentura de los padrecitos que sólo tienen dos opciones para aplacar a sus demonios internos: La manuela y el monaguillo.
De cualquier manera, no creo que sea una medida muy popular prohibir a los sacerdotes que jueguen a los trenecitos con sus ayudantes. Ellos han reeditado la vieja frase de los que van a jugar a los casinos de Nevada: «Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas», para convertirla en «Lo que pasa bajo la sotana se queda bajo la sotana».
El segundo tema se refiere al pacto que supuestamente hizo el Obispo de la Diócesis de Chilpancingo, Salvador Rangel, con miembros del crimen organizado para que éstos ya no sigan matando candidatos.
«Me prometieron que iban a evitar eso y que dejarían una elección libre»,-dicen que dijo Rangel.
El capo sólo le pedió al prelado que les dijera a los políticos que su condición para dejarlos hacer campaña a gusto es que no compren el voto y que cumplan con lo que prometen.
Yo no lo creía cuando leí eso, pero luego seguí leyendo y me convencí que es real.
¡Ahora resulta que gracias al heroico y desinteresado sacerdote salvarán el pellejo todos los candidatos a diputados, alcaldes y senadores de Guerrero!
La tercera noticia que me dejó anonadado, meditabundo y medio apendejado fue una supuesta información que apareció en Facebook, donde el Papa Pancho I sugiere cambiar la Biblia por un nuevo libro que se llamaría la Biblia 2000.
Si de por sí el pontífice argentino no las tiene todas consigo porque recién lanzó la propuesta de cambiar un verso del Padre Nuestro…
No sé qué pasaría con él si esa «fake news» resultara «real news». Seguramente lo colgarían de los éstos.
Ya me imagino el diálogo que habría tenido con el Camarlengo, luego de darle una ojeada al libro sagrado:
-«(Con acento argentino)¡Ché cojonudo. Mirá cuántas boludeces escribieron estos atorrantes!»
El Cardenal Camarlengo, como buen cristiano que es le contestaría: «Ma qué cosa, Fratelo Panchini, el mío corazone palpitare molto forte con la tua afirmazzione».
Y le contestaría Su Santidad: «Mirá, pibe, que a la Biblia le hace falta una manita de gato».
Acto seguido le pediría a los encargados de la imprenta pontificia que preparen una nueva versión bíblica, más light, donde no vengan tantos muertitos como los que hubo en el Diluvio Universal o en Sodoma y Gomorra.
Son temas que darán mucho de qué hablar.
Comentarios hay que afirman que el Papa Pancho se balancea como los elefantes de la canción infantil, sobre la tela de una araña, y que en cualquier momento le pueden decir adiosito los poderes fácticos que mandan en El Vaticano.
¡Sólo falta que quiera convertir en arcángeles a Maradona y a Messi!
Quédense con el refrán estilo Pegaso: «Ni excesivamente que pueda incinerar al varón inmaculado ni excesivamente que evite iluminarlo». (Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre).