Por Pegaso
El Pejidente no deja pasar la ocasión para compararse con los grandes próceres de la historia nacional.
Incluso el nuevo logo del Gobierno de la República muestra las efigies de las cinco principales figuras del panteón cívico nacional: Morelos, Hidalgo, Juárez, Madero y Cárdenas.
Al igual que Morelos, AMLO se considera Siervo de la Nación.
Como Hidalgo, se siente el Padre de la Patria y el Rayito de Esperanza.
Como Juárez, Reformista.
Como Madero, Mártir de la Democracia.
Y como Lázaro Cárdenas, autor de la Segunda Expropiación Petrolera.
Yo, Pegaso, tengo una idea que le podría resultar aún más redituable que explotar la imagen de los prohombres de nuestra patria.
Ahora que anda con la onda del combate al huachicoleo y la corrupción, quiero proponerle que en el logo oficial incluya a Hércules.
Sí, a Hércules, el héroe de la mitología griega.
Al igual que la Hidra de Lerna que combatió el fortachón hizo de Zeus, la corrupción es un monstruo de mil cabezas.
El mito de Hércules y la Hidra de Lerna dice más o menos así: Hércules recibió órdenes del rey Euristeo de realizar doce peligrosos trabajos. El segundo fue matar a la Hidra, un fabuloso monstruo con forma de serpiete de múltiples cabezas.
Junto con su sobrino Yolao llegó hasta donde estaba la Hidra y empezó a cortar cabezas. Pero cada que cortaba una, le nacían dos, así que pronto tenía miles de amenazadoras fauces amenazando su garganta.
Lo que hizo Hércules fue tomar una antorcha y cauterizar cada cabeza cortada para que ésta no volviera a nacer y así fue como finalmente la mató.
Luego, tomó el veneno de la sierpe y con él cubrió las flechas que utilizó más adelante para su siguiente trabajo, matar a las aves de fuego del Lago Estínfalo.
Eso es lo que tiene que hacer El Peje. Cauterizar las mil y una cabezas de la corrupción para que no vuelvan a nacer.
Matan al jefe de un cártel y salen como tres más.
Meten a la cárcel a un funcionario corrupto y otros cuatro ocupan su lugar.
Si se llega a acabar con el huachicoleo, en poco tiempo volverá a surgir si se dejan de vigilar los ductos.
Sé que si el Pejidente llega a leer éste modesto comentario, dirá más o menos lo siguiente, en un impecable idioma tabasqueño: «¡Ah, chingao! Lo que dije Pegajo ej muy jierto. Pondré también el bujto de Hérculej en el logotipo ofijial del Gobierno de la República. ¡Me canjo ganjo!»
La forma en que están acomodados los personajes en el logotipo de la Presidencia me recuerda a aquella serie de los ochenta llamada Shazam!
Un adolescente, Billy Batson, es contactado por un mago que le confiere superpoderes al invocar los nombres de personajes mitológicos.
De esa manera, con sólo pararse y decir la palabra mágica Shazam!, adquiere la sabiduría de Salomón, la fuerza de Hércules, la fortaleza de Atlas, la omnipotencia de Zeus, la fiereza de Aquiles y la velocidad de Mercurio, convirtiéndose en el Capitán Marvel.
Algo parecido a lo que simbólicamente hace el Pejidente al colocarse todas las mañanas frente a las cámaras, en red nacional, con los próceres a su espalda y un bonito color fiuchecita de fondo.
Siento como que recibe con eso la valentía de Morelos, el arrojo de Hidalgo, la persistencia de Juárez, la virtud de Madero y el coraje de Cárdenas.
¡MoHiJuMaCa!