Por Pegaso
Siempre lo he dicho y siempre lo diré: El Pejidente no me cae mal. No tengo nada en contra de él. Lo que pasa es que cada que abre la boca aporta invaluable material para esta morrocotuda, irreverente y chimengüenchona columna.
Sus palabras son oro molido. Sus expresiones, peladeces, ocurrencias y ditirambos son esperados por propios y extraños. Unos para criticarlo y otros para celebrar sus inusuales giros lingüísticos.
Cuando en una de las últimas mañaneras espetó a Trozo, el payaso tenebroso y a Carlos Laret de Mala, les dirigió esta joya universal de la ironía fina: “¿Quién pompó?”
Frase tan inmortal no se había escuchado desde que Julio César, con una daga clavada en la espalda, herido de muerte le preguntó a su protegido: “¿Tú también, Brutus?”
Aunque, a decir verdad, si viviera Chico Ché ya estuviera peleando el derecho de autor con su paisano tabasqueño.
Claro, ALMO les dirigió esa fulminante frase a los chayoteros, neoliberales y conservadores comunicadores porque desde hace dos años mantienen una campaña de ataques en su contra.
Y según asegura, se han gastado una buena lana en tales consignas, lo que hace sospechar al Peje del Ejecutivo que ahí hay gato encerrado.
Pero para que mis dos o tres lectores puedan apreciar el contenido emocional de la supradicha frase, recordemos aquella guapachosa canción de Chico Ché que dice así:
“Quien la ve con su cara tan bonita,
quien la ve destrozando corazones,
quien la ve cuando va partiendo plaza,
se alborota y le tienen que gritar:
¿Quién pompó?
¿Quién pompó?
¿Quién pompó chapatitos, quién pompó?”
Por la cara de picardía que puso el Pejidente cuando dijo lo que dijo, podemos adivinar que quería completar la canción para dedicarla a sus dos detractores fifíes:
“Quién los ve con su cara chapeadita,
quien los ve centaveando ricachones,
quien los ve cuando salen en la tele,
se alborota y le empieza a decir:
¿Quién pompó?
¿Quién pompó?
¿Quién pompó programita quién pompó?
Hay que reconocerle al Pejidente su chispa para aprovechar cualquier situación y sacar frases jocosas.
Eso garantiza que en los próximos cuatro años las mexicanas y los mexicanos tendremos todavía un sinfín de momentos de solaz y esparcimiento.
Ni Polo Polo, ni La Chupitos, ni Jo-Jo-Jorge Falcón ni Teo González compiten con ALMO cuando de echar cotorreo y rebane se trata.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Por consiguiente, evitó emitir tan siquiera el sonido que producen los polluelos”. (Y no dijo ni Pío.)