Por Pegaso
“¡Pregúuuuunnnntame, caón!¡Pregúuuuntameeee!”,-dice el estrafalario personaje Aarón Abasolo, interpretado por Eugenio Derbez.
“¡Pregúuuunntameee!”, es el eslogan publicitario que al grupo de genios que colabora con el INEGI se les ocurrió para promover el Censo de Población y Vivienda 2020.
Lo escuchamos en el radio, en la televisión y lo vemos en las revistas.
La nueva muestra censal, se supone, debe incluir al 100% de los mexicanos que vivimos en territorio nacional. En base a los resultados, el Gobierno Federal asigna el presupuesto anual de cada Estado y Cada Municipio.
En Reynosa, desde hace varias décadas, los presidentes municipales se quejan por la insuficiencia presupuestal, bajo el argumento de que estamos poblacionalmente subvalorados.
Tomando en cuenta las acometidas de luz, las tomas de agua, la lista del INE y las cifras del predial, puede obtenerse una estimación más o menos cercana de la realidad demográfica de Reynosa.
El Secretario Técnico, Hugo Ramírez, dijo que el cálculo que han hecho, como Administración Municipal, arroja un número de entre un millón y un millón con cien mil habitantes.
Yo no recuerdo haber sido censado jamás.
Por motivos técnicos y políticos, el Censo de Población y Vivienda se realiza en México cada diez años, con un intermedio cada cinco años.
Antes de 1988, cuando vivía con mis padres, nunca supe que nuestra casa fuera contabilizada. Y ya en mi vida adulta, el INEGI nunca ha llegado a mi puerta.
Eso significa que hay más familias, más domicilios que son pasados por alto a consecuencia de la negligencia de los encuestadores o bien por algún problema de seguridad.
Si los anteriores gobiernos estaban interesados en mantener sub contabilizadas a las provincias para quedarse con la mayor parte de la lana, asignar a la obesa burocracia pantagruélicos salarios y gozar de faraónicos presupuestos, espero que el actual sí nos cuente bien, para que en lo sucesivo la distribución del gasto sea más equitativa.
En lo particular, no creo que seamos 630 mil, como dice el Censo del 2010, ni 650 mil, como indica el muestreo censal del 2015.
Yo sospecho con el pecho y calculo con el… cerebro, que somos alrededor de 850 mil.
Recordar que entre el 2008 y el 2010, a consecuencia de la inseguridad, miles de familias de veracruzanos se regresaron a su terruño. Los ratones abandonaron el barco. Años después se regresaron porque allá se puso más feo después.
El fenómeno quedó registrado en la lista nominal del INEGI, pero también en las miles de casas del INFONAVIT abandonadas y el bajón en las cifras de asegurados del IMSS.
Sin embargo, a partir del 2012-2015, la población se recuperó paulatinamente, y ahora estamos recibiendo diariamente a cientos de migrantes que vienen de todas partes: De Centroamérica, de Venezuela, de Cuba, de Honduras, de Pakistán, de Namibia, de Camerún y hasta de Tumbuctú. La calle peatonal nada más negrea de tanto africano.
Por eso mismo la Alcaldesa Maki Ortiz pidió a los censadores que cuenten a todos, para que a final de cuentas el censo arroje una cifra más real para tener un presupuesto adecuado a las necesidades que tiene una ciudad en expansión como la nuestra.
Termino aquí mi colaboración con el refrán estilo Pegaso, cortesía de Eugenio Debez: “¡Requiero de un argumento convincenteeee!” (¡Que alguien me expliqueeeee!)