Por Pegaso
Propongo el siguiente experimento: Colóquese en una mesa un vaso de precipitados. Viértase agua hasta la mitad de su capacidad. Tómese a un grupo de personas, digamos, veinte. Pregúnteseles qué opinan, si el vaso está medio vacío o medio lleno. Se puede esperar que más o menos la mitad diga que el vaso está medio vacío y la otra mitad que está medio lleno.
En resumen, los dos grupos tienen la razón, pero si nos ponemos a discutir, nunca llegarán a tener todos una misma opinión.
Hagamos otra dinámica: Fabríquese un número 9 de madera, hielo seco o cualquier otro material que pueda manipularse fácilmente. Colóquese en el piso. Ubíquese a un grupo de personas en uno de los extremos y a otro grupo de igual número de miembros en el otro extremo. Los que están en el extremo superior dirán que es el 6 y los que están en el extremo inferior, que es el número 9. Y no hay forma de que los convenzan de cambiar de opinión, a menos, claro está, que cambien de lugar.
Eso es lo que pasa con la inútil, estéril y ridícula discusión acerca del presupuesto que se ha asignado a Tamaulipas en el PEF del 2021.
El Gobierno del Estado dice que se le restaron más de 7 mil millones de pesos, mientras que la Federación señala que en términos nominales, se le asignaron más de 600 millones adicionales, lo que representa un -2 y cachito por ciento menos que en el 2020, si se toma en cuenta la inflación.
Resulta que las dos partes tienen la razón.
Como sucede con el experimento del vaso o con la apreciación del número, cada quien tiene parte de verdad, y entre los dos se consigue un mejor acercamiento a la realidad.
Debe tomarse en cuenta el factor de la inflación, que en este año ya superó el 4%.
Eso significa que 100 pesos del 2020, serán 96 pesos del 2021.
Resulta fácil calcular cuánto es en realidad lo que dejará de percibir Tamaulipas en el siguiente ejercicio.
Veamos: 56,102.4 melones le tocaron este año (Fuente: Senado de la República). Para el 2021 el Estado ejercerá 56,187 milloncejos (Fuente: Milenio), lo que representa un aumento en términos nominales de 85 millones. Si le restamos el 4% de la inflación tendremos un presupuesto real de 53,943, es decir, 2,244 millones menos (3.8%).
Claro, no soy economista como mi amigo Alberto González Karam, pero si Pitágoras no miente, esas son más o menos las cifras diferenciales entre los presupuestos del 2020 y 2021 para esta entidad.
Aquí no hay que dejarse llevar por la víscera. Los diputados locales del PAN se han ido a la yugular de los diputados federales tamaulipecos por no apoyar al Estado con más recursos, mientras que éstos se desgañitan tratando de demostrar que en realidad, el Estado es uno de los menos castigados en el PEF 2021.
Otra vez el vaso medio lleno y el medio vacío.
Quienes vemos los toros desde la barrera nos damos cuenta que se trata de posturas políticas y electoreras, por parte de ambos bandos.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “La totalidad es directamente proporcional a la estructura cristalina con la cual se observa”. (Todo depende del cristal con que se mira).