Por Pegaso
Hay una duda que me atormenta desde hace varios días.
Después de mi vuelo vespertino, me puse a pensar en todo lo que significó el programa “El Chavo del 8” para millones de infantes en todo México y parte del mundo.
Dos eran los personajes que hacían divertido el programa: “Ron Damón” y “Quico”.
A pesar de que “El Chavo” era interpretado por la estrella, es decir, por el “supercomediante Chespirito”, era fácilmente opacado en gracia por el chamaco cachetón vestido de marinerito.
Las distintas generaciones que vieron pasar los episodios de ese programa no me dejarán mentir: Había una mayor identificación con “Quico” que con “El Chavo”, a pesar de que el primero era supuestamente de la “alta sociedad” y el segundo un huérfano chilapastroso.
La idea que me atormenta es la siguiente: ¿Por qué terminaron peleados “Chespirito” y Carlos Villagrán?
Unos decían que porque ambos querían tronarle los huesitos a “Doña Florinda” y otros, porque el “Chéspiro” sintió envidia de que “Quico” fuera más popular que “El Chavo”.
Tan era así que en las ruedas de prensa que dieron en las múltiples giras por Sudamérica, quien más preguntas recibía y quien más autógrafos daba era precisamente Carlos Villagrán, “Quico”.
Esa era hasta ahora mi principal inquietud.
La otra es que nunca de los nuncas supimos cómo diablos se llamaba “El Chavo del Ocho”.
De “Quico”, sabemos que su nombre de pila era Federico, pero no así su apellido, porque su mamá, “Doña Florinda”, nunca lo mencionó.
Cuando al “Chavo” le pregunta “La Popis” cómo se llama, llegan “La Chilindrina” y “Quico” a interrumpir, y nos siguen dejando con la duda.
Ahora bien, sabemos que “Ron Damón” se llamaba Ramón, pero no cómo se apellidaba.
“La Bruja del 71” tenía el nombre de Cleotilde, “Doña Florinda”, Florinda y el “Señor Barriga”, Zenón Barriga.
“Ñoño”, por otro lado, jamás dijo su nombre, aunque su apellido es el mismo que el de su padre, Barriga.
Había personajes como el “Señor Hurtado”, del cual tampoco sabemos su nombre.
Lo mismo sucede con “El Profesor Jirafales”, con “Jaimito el Cartero” y con “La Chilindrina”.
De la niña pecosa no sabemos ni nombre ni apellido, como muchos otros personajes que concibió el pródigo “Chespirito”.
Y podemos hablar de “El Chómpiras”, “El Chanfle”, “El Doctor Chapatín” y nos seguimos quedando con la espinita clavada de no saber los nombres.
¿Alguien sabe cómo se llamaba “El Chapulín Colorado”?¿Nadie?
Pues resulta que yo sí lo sé.
Su padre, que era entomólogo, de nombre Pantaleón Colorado, hermano de Juan Colorado, le puso el nombre de un insecto: Chapulín, pero además, le ganó la novia a Supermán.
Así que su verdadero nombre es Chapulín Colorado Lane.
Y no me lo inventé yo.
Resulta que hay un episodio donde se muestra al “Chapulín” actuando como parte acusadora en un tribunal del lejano oeste.
Ahí, el Fiscal le pide que dé su nombre completo, a lo que el héroe se niega porque sería descubrir su identidad secreta.
A final de cuentas, accede, para lo cual da la explicación de arriba.
Por eso aquí los dejo con el refrán estilo Pegaso, cortesía del ortóptero escarlata (Chapulín Colorado): “Toman ventaja de mi benevolencia”. (Se aprovechan de mi nobleza).