AL VUELO/ R.I.P.

Por Pegaso​

Volando yo por la fría estratósfera me puse a pensar que ha llegado la hora de desahuciar al PRI.​

Como los elefantes viejos, cuando sienten que la muerte está cerca, se van a un lugar apartado y se echan en el suelo hasta que agotados, exhalan su último aliento.​

De igual manera el Revolucionario Institucional tendrá que ser retirado más temprano que tarde porque ya cumplió su ciclo.​

Nació en la ciudad de Querétaro de la mano de Plutarco Elías Calles, el 4 de marzo de 1929, con el nombre de Partido Nacional Revolucionario.​

En 1938 sucedió la primera crisis y se convirtió en el Partido de la Revolución Mexicana, hasta 1946, cuando cambió a su denominación actual, Partido Revolucionario Institucional, después del cambio generacional donde los viejos militares cedieron su lugar a la naciente clase política mexicana.​

En los siguientes 54 años el PRI fue un partido dominante y autoritario, hasta que en el 2000 llegó Fox con todo y botas, y aprovechó los incontables errores de un régimen que empezaba a mostrar signos de cansancio.​

En el 2006 el PAN le repitió la dosis cuando Calderón ganó las elecciones, para que en el 2012 retomara el poder con Peña Nieto y en el 2018 lo perdiera definitivamente con el Peje.​

Los más conspicuos analistas políticos dudan mucho que el Revolucionario vuelva a levantarse. Al menos no con las mismas mañas de siempre.​

Es más, ya están recomendando una cuarta refundación, con cambio de nombre, colores, siglas y dirigentes.​

Es por eso que desde esta columna quisiera aportar algunas ideas para que el PRI pueda renacer de sus cenizas, como el Ave Fénix y logre recuperar la confianza de la ciudadanía tras el catastrófico paso por Los Pinos de los Echeverrías, Portillos, Salinas, Zedillos y Peñas.​

Para empezar, hay que cambiar de nombre.​

Para los nostálgicos que quisieran conservar las siglas, mis sugerencias son las siguientes:​

-Partido Repudiado Incondicional.​

-Partido de la Revolución Incongruente.​

-Partido Retrógrada Irreversible.​

O para los que buscan un cambio completo:​

-Partido Único de Malandrines (PUM).​

-Partido Empírico Discrecional de los Obreros Revolucionarios Retrógradas y Ojetes (PEDORRO).​

-Partido Frente Salinista de Reconversión Nacional (PFSRN).​

Los nuevos colores podrían ser fiuchecita con amarillo canario, o blanco y negro, o blanco con rojo, para aprovechar la popularidad de las Chivas del Guadalajara, qué sé yo. Las opciones son ilimitadas.​

Y ni qué hablar de sus dirigentes. Yo sugiero que dejen a un lado a los políticos surgidos del grupo Atlacomulco y opten por individuos menos repudiados por la sociedad.​

Podría funcionar, claro está, si las bases así lo quieren, como Presidente del Comité Ejecutivo Nacional el Chapo Guzmán y como Secretario General el famosísimo «Monstruo de Ecatepec», Juan Carlos N.​

En el organigrama aparecería también la «Mataviejitas», Juana Barraza Samperio, como Secretaria de Acción Femenil y así, sucesivamente, se iría armando una mesa directiva que, definitivamente, haría un mejor papel que los actuales y pasados dirigentes del PRI.​

Luego de exponer estas humildes sugerencias, termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: «Ruin arbusto jamás fallece». (Mala hierba nunca muere).

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