Por Pegaso
Luego de mi vuelo matutino me puse a repasar las conceptuosas declaraciones que hizo el Obispo de la Diócesis de Matamoros, Eugenio Andrés Lira Rugarcía sobre el significado del perdón y la manera en que pueden alcanzar la redención hasta los más abyectos criminales.
Decía Monseñor-y esto es literal- que «nuestra sociedad tiene salvación y siempre que queramos podemos retornar al buen camino»,-cuando se le preguntó si los delincuentes pueden tener salvación.
Y luego, cuando se le cuestionó si es más pecado cuando una mujer aborta que cuando un sacerdote viola a un niño, dijo las siguientes aladas palabras: «Yo creo que cualquier pecado es grave, cualquier pecado. La palabra pecatum significa error. Es decir, cometemos un error que tiene consecuencias, nos perjudica a nosotros y daña a los demás, por eso es que Dios nos pide evitar el pecado».
Amnistía, absolución, es posible alcanzarlos si los detractores se arrepienten de corazón.
Posiblemente es la fórmula que utilizan los curas pederastas cuando juguetean con sus monaguillos. Porque a final de cuentas, lo que pasa debajo de la sotana, se queda debajo de la sotana, parafraseando el célebre eslogan de Las Vegas.
Sí es posible el perdón divino, según la Iglesia Católica.
Malos, dejen a un lado los montones de muertos, las violaciones, los robos de infantes, las desapariciones forzadas… Si se arrepienten de corazón, alcanzarán la gloria eterna. Amén.
Yo recuerdo algunos casos en que los malos se tornan buenos y se convierten en héroes.
Gru, el caricaturesco protagonista de «Mi villano favorito», utiliza a tres pequeñas niñas-Agnes, Edith y Margo-para cumplir con su diabólico plan de dominar al mundo, con la ayuda de un ejército de Minions y el antipático Dr. Nefario.
Poco a poco las traviesas chiquillas se van ganando el corazón del narigón personaje hasta que éste se convierte en una persona de bien.
El segundo caso es el de Megamente, un cabezón y siniestro villano de color azul que enfrenta al heroico Metroman, guardián de Metrociudad.
Cansado de luchar contra el mal, Metroman decide renunciar. Pero entonces Megamente, que se divertía de lo lindo siendo derrotado todos los días por el héroe, decide crear otro redentor, pero le sale el tiro por la culata, así que a fuerzas tiene que salir al quite para acabar con la amenaza.
Luego de saborear las mieles del lado bueno, decide convertirse en adalid y ser el nuevo salvador de Metrociudad.
Un tercer caso es el de los Guardianes de la Galaxia. Peter Quill, quien fue robado en su infancia por un maloso intergaláctico, se convierte en experto ladrón y criminal.
Con el paso del tiempo conoce a otros personajes igual de locos que él y se enamora de Gamora, la hija adoptiva de Thanos.
Tras una serie de aventuras, logran salvar a la galaxia y obtener el perdón por sus fechorías anteriores.
¿Ven? La redención es posible.
¡Arrepiéntanse, pecadores!
Viene el refrán estilo Pegaso: «Yo soy Groot». (No por mucho madrugar, amanece más temprano).