Por Pegaso
Hay un mamotreto inventado por el Boletín de Científicos Atómicos (Bulletin of the Atomic Scientists) conocido como «El Reloj del Apocalipsis» o «Reloj del Fin del Mundo».
Dos veces cada año, un comité designado por la revista evalúa los últimos acontecimientos internacionales y adelanta o atrasa las manecillas, de acuerdo con el grado de amenaza que representan dichos eventos.
A la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos, hace como tres años y medio, el indicador fue adelantado medio minuto.
La Directora de la publicación, Rachel Bronson, se refiere al Reloj del Fin del Mundo como «un símbolo que representa cuán cerca o lejos estamos de una catástrofe global. Y lo queremos decir con eso es cuán cerca o lejos estamos de destruir la vida en la tierra como la conocemos».
En el 2018 y 2019 el reloj marcaba dos minutos antes de la medianoche (la medianoche es el momento del Apocalipsis, según el boletín científico); en el 2020 se adelantó veinte segundos.
Pregúntome yo, curioso como soy, ¿la pandemia de coronavirus adelantará, atrasará o hará permanecer el segundero en el mismo sitio?
Ya no es la amenaza nuclear ni la catástrofe ecológica, ni la amenaza cibernética lo que preocupa a la Humanidad, sino el colapso económico provocado por el COVID-19.
No hay duda que cambiarán paradigmas.
De entrada, Estados Unidos ya no podrá seguir como la potencia dominante. China le está comiendo el mandado.
El Trompas, que está más loco que una cabra, ha lanzado la acusación de que el virus fue producido en un laboratorio chino, pero la Organización Mundial de la Salud dice que es de origen animal.
El orate dice tener pruebas más que suficientes para demostrar la culpabilidad de los ojos de rendija, pero no las muestra.
Como un jugador de poker que tiene puras cartas chicas, alardea, esperando que el enemigo apueste y muestre un lado vulnerable.
No sé por qué presiento que en la próxima reunión del boletín adelantarán no veinte, ni treinta, sino de perdido unos cincuenta segundos al Reloj del Apocalipsis, ya que no sólo se trata de los daños provocados por el coronavirus, sino que ahora se suma el sospechosismo entre las grandes potencias.
Y recordemos que por menos de eso se han desatado sangrientas guerras.
A setenta años de su creación, el RFM ha marcado diferentes horarios.
En 1991 se ubicó en 17 minutos antes de la medianoche, en 1995, a 14, en 1972 y 1963 estaba en 12 minutos, en 1969 y 1990, en 10 minutos antes de la medianoche, en 1974 y 1998, fue ubicado en 9 minutos, en 1947, 1960, 1968, 1980 y 2002, llegó a los siete minutos antes de la medianoche, en 1988 y 2010, estuvimos a 6 minutos, en 2007 y 2012, a 5 minutos, en 1981 a cuatro minutos, en 1949,1984 y 2015 avanzó a 3 minutos antes del colapso, en 1953, 2018 y 2019 quedó en 2 minutos y a principios del 2020, se adelantó y sólo nos quedan 100 segundos antes de que el indicador marque la medianoche.
Esto último, sin considerar todavía el tema del coronavirus con la consiguiente crisis económica y política que está produciendo.
Va el refrán estilo Pegaso: «Toda estructura craneal representa un globo terráqueo». (Cada cabeza es un mundo).