Por Pegaso
Andaba yo volando allá, por la plaza Miguel Hidalgo, donde ya se sienten los primeros fresquecitos del otoño y la cercanía de las fiestas de fin de año.
Ahí cerquita, en el café La Estrella, me encontré con el ex roquero (ahora ruquero) Wayo Roux, quien compartió interesante charla sobre el rock y su relación con el movimiento estudiantil del 68.
Decía él que en aquella época había una especial represión en contra de todo lo que oliera a rock. Llegaban los granaderos a algún café cantante de la Ciudad de México y hacían razzias entre los greñudos que departían alegremente en esos lugares. Y aunque no se vendía alcohol, el pretexto era que el rock incitaba a los jóvenes contra el Gobierno, que en aquel entonces presidía Gustavo Díaz Ordaz.
Efectivamente. El Equipo de Investigaciones Históricas de Pegaso (EIHP) encontró que hasta mediados de los años sesenta, en México se escuchaba la música de grupos como los Teen Tops o solistas como César Costa, Jhonny Laboriel y Enrique Guzmán, quienes hacían covers de éxitos en inglés.
Pero a partir de esa época se introdujo en el país un movimiento de rebeldía, surgido en Estados Unidos contra el intervencionismo de ese país en Vietnam, promoviendo el amor y la paz. Se popularizó el concepto de hippie y en México tomó gran fuerza, tanto así que el Gobierno pronto empezó a reprimir a los grupos que se reunían para escuchar aquella música.
Decía Wayo que fue en aquellos años y bajo aquellas condiciones cuando se gestó el Movimiento del 68, donde cientos de estudiantes fueron asesinados o desaparecidos por las fuerzas gubernamentales.
De ahí emergieron otras manifestaciones importantes de inconformidad contra el oficialismo, como el Festival de Avándaro, donde nuevamente los jóvenes fueron vistos como una amenaza para el sistema.
El rock, los hippies y la represión, dieron origen en parte al México moderno, donde la voz de la juventud se escucha, y se escucha fuerte.
«¿Qué hubiera pasado si en el 68 hubieran tenido celulares inteligentes y sasap?»-se preguntó, y nada más se sonrió.
Wayo se prepara para darnos una sorpresa que será, según entendí, la presentación de un libro o un álbum relacionado con aquella bella época de rebeldía que a mí no me tocó vivir.
El rock es vida, pasión, locura e irreverencia.
Ya lo dice la conocida canción del ruquero mayor, Alex Lora:
(Se canta con voz chillona y aguardentosa) «La raza me dice que todo lo que hago, que todo lo que hago está mal, y yo no sé por qué. Yo le echo muchas ganas pero nada me sale bien. Si me echo un soplado me sale con premio; si quiero ir al baño, resulta que no hay papel. ¡Mejor me saco el pajarito y juego con él! Mi vieja me dice que todo lo que hago, que todo lo que hago está mal, y yo no sé por qué. Yo le echo muchas ganas pero nada me sale bien».
Los dejo con el refrán estilo Pegaso: «¡Deseamos acordes musicales basados en sonidos eléctricos y un ritmo enérgicooooo!». (¡Queremos roooockkkk!)