Por Pegaso
Se nos fue el “Médico de los Pobres”. El malhadado coronavirus acabó con su vida, a pesar de la excelente atención privada que se le brindó en Monterrey y a la capacidad económica de su familia.
Muchos han muerto precisamente porque no tienen siquiera para una caja de ibuprofeno, menos para un costoso tratamiento.
Pero ese no es el tema.
El tema es que el doctor Serapio Cantú Barragán se hizo querer de mucha gente.
Fue Alcalde de Reynosa por el Partido Revolucionario Institucional en la Administración 2002-2004, luego de una disputada contienda electoral con el hoy gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Apenas uno o dos años antes, se habían enfrentado por primera vez estos dos personajes y Cabeza de Vaca obtuvo el triunfo.
En una entrevista con la periodista Sandra Tovar, para el periódico El Mañana, reconoció que en la primera ocasión, perdió y aceptó la derrota como caballero, y en la segunda, fue Cabeza de Vaca quien aceptó el resultado y también se portó a la altura.
A Serapio se le recuerda por haber mandado construir el faraónico puente “Broncos”. Yo recuerdo que cada temporada de lluvias torrenciales, en los meses de abril y mayo, y septiembre a noviembre, el tramo del bulevar Hidalgo que conecta con El Olmo se inundaba hasta tapar los carros.
En cierta ocasión, mi Pegasita y yo circulábamos por ese lugar y se nos vino un tormentón de aquellos. Como resultado, el agua entró al interior del coche y tuvimos que sacarlo a puches.
Fue Serapio uno de los alcaldes que menos señalamientos tuvo después que dejó la Presidencia Municipal.
De hecho, seguía atendiendo en su consultorio de la calle Río Mante, a cien pesos por consulta para la gente desconocida y gratuitamente a los periodistas y personas amoladas de las colonias que conocía de muchos años.
Fue el reportero Juan Gilberto Banda, creo, el que lo bautizó como el “Médico de los Pobres”, en su muy gustada columna que se publicaba todos los días en El Mañana.
Yo le tuve mucho aprecio desde que lo conocí, allá, por los años ochenta y cinco u ochenta y seis, luego cuando fue Presidente del PRI y después, candidato a la Presidencia Municipal.
Solo una vez tuve dificultades con él, y fue que mi convenio de publicidad de pronto me fue retirado por algún chisme de alguien que no me apreciaba mucho.
Fui con el entonces Alcalde y le informé del tema. Éste me mandó con su jefa de prensa, diciéndome que lo que ella dijera, eso se haría. Fui con la jefa de prensa, pero esta me envió de nuevo con el Alcalde, diciendo que haría lo que él dijese. Y así me tuvieron, vuelta y vuelta más de un año, hasta que terminó el trienio.
No oculto que durante algún tiempo tuve algunos resquemores con Serapio, pero a final de cuentas el tiempo cura las heridas, y nuevamente hubo amistad entre nosotros.
Fuera de eso, fue un político de su tiempo. En el 2018, cuando el PRI no hallaba la puerta porque no había candidato que le entrara para la Presidencia Municipal, me llamó a su consultorio y pidió mi opinión sobre si aceptaba o no la candidatura.
Yo le dije que se aventara, que ya tenía una experiencia previa y sería más fácil para él salir adelante en esta contienda ante un PAN muy fortalecido y un candidato de MORENA envalentonado.
Sin embargo, cometió un error: Se rodeó de un equipo muy compacto en lugar de abrirse con el resto de las corrientes de su partido y muchos le jugaron las contras. Así es la política.
Solo algunos de sus más cercanos colaboradores, como “El Condenadote” Perfecto Vallejo, también víctima del COVID.19 le fueron fieles hasta la muerte.
Y yo termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Repose en sosiego”. (Descanse en paz).