Por Pegaso
¡Upssss! ¡Me equivoqué!
Lo digo claro y fuerte, porque me precio de ser congruente desde que era un Pegaso chaval: Yo voté por López Obrador porque pensé que era interesante dar una oportunidad a la izquierda, luego que el centro (PRI) ya no diera resultado y la derecha (PAN) tuviera un estrepitoso fracaso.
Pero la regué gacha.
Luego de mi vuelo vespertido, me puse a repasar aquella acción mía y sus repercusiones en el futuro de nuestra grandiosa Nación.
Pensando tal vez que la izquierda debía tener también su chance de llegar al poder para hacer algo por este sufrido y abnegado país, sabía sin embargo que había dos posibilidades: O sería para mejorar o sería para empeorar.
Desgraciadamente veo que no avanzamos, sino por el contrario, estamos peor que antes.
Fuera del combate a la corrupción, que es la bandera de la actual Administración Federal, todo lo demás va como el cangrejo, hacia atrás.
Y aún el tema de la corrupción está bajo debate, porque si bien el Pejidente dice que es muy honesto, al 99.9999% de sus colaboradores se les cuecen las habas para darle una pellizcadita al presupuesto.
Un amigo me decía que estaban comprando vaquillas a 28 mil pesos para programas de apoyo a la ganadería, cuando en realidad cada ejemplar no pasa de 12 mil pesos.
Y así, en muchas dependencias los vivillos funcionarios de medio cachete están haciendo su agosto en julio, y me imagino que lo hacen con el conocimiento de los secretarios.
Recién acaba de twittear el ex presichente Vicente Fox que en apenas ocho meses López Obrador lleva más de 17 mil muertitos, muchos más que Calderón y que Peña Nieto.
«Gobernar no es enchílame otra»,-dice el botudo personaje, y agrega que en lo que va de este nuevo sexenio «el país navega a la deriva, sin rumbo, sin timonel, sin mando».
Todo es más caro ahora que, por ejemplo, en octubre del 2018. La violencia se ha recrudecido, el número de secuestros, desapariciones forzadas, asaltos, violaciones y crímenes contra las mujeres también se incrementó.
Y lo peor: Existe un clima de incertidumbre terrible. No sabemos qué va a pasar a corto, mediano y largo plazo.
Como en las antiguas radionovelas, nos haremos las siguientes preguntas: ¿Qué aventuras le deparan al Pejidente y a su pequeño amigo Marcelo?¿Lograrán enderezar el barco antes que haga agua y se hunda?¿Podrán vencer a las diabólicas fuerzas de la mafia del poder?
Sea como sea, todos estamos en ese mismo barco, donde existen dos posibilidades: O nos mantenemos a flote, o nos hundiremos.
Eso me recuerda la siguiente anécdota: Se encontraron dos amigos, uno de ellos llorando, porque tenía graves problemas económicos.
-Mira,-le dijo el amigo al compungido sujeto: Sólo hay dos cosas de qué preocuparse. Si estás sano, o si estás enfermo. Si estás sano, no te preocupes, pero si estás enfermo, sólo hay dos cosas de qué preocuparse: Si te salvas o si te mueres. Si te salvas, no hay problema, pero si te mueres sólo hay dos cosas de qué preocuparse: Si te vas al cielo o si te vas al infierno. Si te vas al cielo, no hay de qué preocuparse, pero si te vas al infierno… pues ahí van a estar todos tus cuates y ni tiempo tendrás de preocuparte. Entonces, ¿de qué te preocupas?
A mí, Pegaso, me preocupa algo que escuché ayer en el mañanero de AMLO, donde aclara su postura con respecto a los medios de comunicación: O estás conmigo, o estás contra mí.
Eso debía encender ya los focos rojos, porque es una señal inequívoca de intolerancia.
Y la intolerancia lleva a la dictadura, y la dictadura, a la tiranía, y la tiranía a… mejor ahí le paro.
Va el refrán estilo Pegaso: «Cuando la hembra de canis familiaris presenta un temperamento agresivo, inclusive a los habitantes del entorno familiar agrede». (De que la perra es brava, hasta a los de casa muerde).