Por Pegaso
Indudablemente, se aproxima un choque de trenes.
Entrando enero, con el candidato ya definido por parte de MORENA y con el del PAN ya casi cocinado, se antoja pensar que serán campañas sumamente competidas.
MORENA cuenta con una intención del voto muy superior al PAN. De hecho, algunas de las casas encuestadoras que han publicado los resultados de sus mediciones estiman que si en este momento fueran las elecciones, el partido del Presidente ALMO ganaría por 2 a 1.
Sin embargo, ya sabemos cómo se las gasta el Grubernador Cabeza de Vaca, quien aún conserva la capacidad de manipulación, a pesar de los raspones que se ha llevado gracias a sus tormentosas relaciones con los Carmona y a los pecadillos que le ha sacado la Unidad de Inteligencia Financiera.
A estas alturas, si el candidato del PAN es “El Truko”, gran favor le haría el Grubernador de mantenerse al margen de las campañas.
Recordemos aquel viejo y conocido refrán que dice: “Mucho ayuda, el que poco aprieta”…; no… “El que mucho abarca, poco estorba”…; bueno, la idea es esa, como decía El Chapulín Colorado.
Si en realidad Cabeza de Vaca no quiere estorbar-como el pesado lastre que es-, al candidato de su partido, debe ´pintar su raya y mirar la corrida desde la barrera…, no sea que lo vaya a coger un toro.
“Haiga sido como haiga sido”, el candidato de MORENA es Américo Villarreal, mientras que por parte de los azules no hay quien pare realmente a César Verástegui, “El Truko”, quien le ha echado todos los kilos; y con Cabeza, sin Cabeza o a pesar de Cabeza, sigue adelante en su propósito.
MEA CULPA
Quiero disculparme con dos de mis compañeros de oficio. Me enteré por ahí que en la reunión que tuvieron la semana pasada con el Coordinador de Programas Federales y ex aspirante a candidato a gobernador por MORENA, Rodolfo González Valderrama, no fueron tantos compañeros como lo había afirmado un prestigiado columnista.
Yo, como Pegaso demócrata que soy, siempre busco que en los eventos y ruedas de prensa acudan la mayor cantidad posible de colegas para no dejarlos fuera, principalmente a los que, como yo, tenemos mucho kilometraje en estos menesteres.
En un principio, pensé que se había hecho una convocatoria amplia, de la cual nos habían excluido los compañeros René Martínez y Solorio.
Después me enteré que fue una reunión particular con el personaje, donde se le invitó para departir y compartir algunos puntos de vista.
De tal forma que no fue una convocatoria abierta.
Como yo no tengo ningún problema en reconocer cuando he regado el tepache, vayan mis disculpas para ambos.
Borro la rechifla y el ademán de mano con los dedos doblados, a excepción del cordial, como lo publiqué en la columna del 22 de diciembre y quedo a la orden para cualquier aclaración.
Termino mi colaboración de hoy con un chascarrillo majadero que ayer se me quedó en el tintero: Estaban dos tipos en una fiesta. Uno de ellos decía al otro, cada que entraba una chica atractiva al salón: “Mira, Jodoncio, a esa que va entrando ¡me la abrocho!” Y cada que decía esto, ponía las manos dobladas y los puños cerrados, a la altura de la cintura y después las retraía a su cuerpo, en ademán fornicatorio.
El amigo celebraba con estentóreas carcajadas la jocosa ocurrencia de su cuate, hasta que finalmente, después de un rato, el lépero ve entrar a una curvilínea chica enfundada en vaporoso vestido y le dice al otro: “Mira, a esa que va entrando, ¡también me la abrocho!”
Le contesta el otro, con el ceño fruncido: “¡Ya, cabrón! Esa es mi hermana”.
Y el tipo responde: “¡Ahhh, bueno!”-haciendo con los brazos la misma señal, pero a la inversa.
Viene el refrán estilo Pegaso: “¡Vaya, cuán molesto díptero de la familia Muscidae!”. (¡Ahhh, que la chifosca, mosca!)