Por Pegaso
Haré una apología a la torta.
La torta, ese delicioso platillo que consiste en una hogaza de pan rellena de cualquier cosa, es una de las maravillas culinarias más grandes de México.
Junto con el taco y el tamal forman la trilogía gastronómica que adoran las panzas aventureras.
Ya lo decía “El Ecoloco”, cuando el Profesor Memelovsky lo cachaba en la movida: “¡Tortas y retortas!”
La torta es uno de los alimentos más generosos. Si alguien lo duda, lo invito a pedir una cubana, que trae capa, tras capa, tras capa de jamón, mortadela, queso, frijoles, carne, chorizo, frijoles negros, chicharrón y salsa picante.
Se puede hacer con bolillo, conocido en el norte del país como pan blanco y también se puede elaborar, como lo hacen en la Capirucha, con una telera.
La torta no solo sacia el apetito, sino que inspira la creatividad y el ingenio del mexicano. Fíjense: ¡Yo no sabía que se le podía poner adentro un tamal!
Las tortas de tamal son de las más populares en la tierra de los chilangos, siempre acompañadas por su inseparable chesco o su caguama bien muerta, con el perdón del “Chicken Little” Ricardo Canalla.
Este alimento ya era popular desde tiempos de la Colonia, cuando los españoles introdujeron algunos tipos de pan italiano, como la focaccia o el pan francés. Y como los mexicanos le ponemos comida a todo, no hizo falta mucho tiempo para que naciera este platillo típico, digno de reyes.
Si “El Chavo del Ocho” siempre apetecía una torta de jamón, era por alguna razón.
Acompañada con trozos de aguacate y jitomate, son llamadas “tortas presidenciales” en el puesto que está en la calle Morelos, casi con Hidalgo.
Las tortas presidenciales fueron llamadas así porque es fama que cada que terminaba sus labores en la Presidencia Municipal, el entonces alcalde Oscar Luebbert Gutiérrez iba precisamente a ese puesto a echarse su torta de aguacate con jamón.
La torta es un alimento casi universal.
Incluso se compuso una oda en su honor:
“¡Qué rica, qué rica!
¡Qué rica es la torta de milanesa,
en la calle, en la oficina, en la casa, en mi mesa!
La carne frita cuelga de todos lados
Empanizada con panecillos pequeñitos.
Qué rica es, qué rica, acompañada de aguacatitos.
¡Qué rica, qué rica!
¡Qué rica es la torta de milanesa,
en la calle, en la oficina, en la casa, en mi mesa!
Con jitomate y cebollita los chiles
y mayonesa.
¡Dios!¡Qué rica, que rica la torta de milanesa!”
Una buena tortuga debe acompañarse con una buena salsa o con chiles de amor (de a mordida) y su coca de dieta, por aquello de las calorías.
En México hay todo un catálogo de tortas, desde la toluqueña con chorizo, la suiza con queso, la michoacana, la queretana, la cubana, la texana, la rusa, la pachuqueña, la argentina, la española y muchas más.
Incluso hay negocios que las nombran como sus artistas favoritas, por ejemplo, la torta Thalía, la Tatiana y la Brody, como el portero mexicano Jorge Campos.
México es privilegiado por contar con un platillo tan versátil.
Al hablar de la torta me sale el espíritu chilango y el orgullo de ser mexicano.
¡Ajúuuuaaaa!