Por Pegaso
¡Qué argüende se ha armado con eso de los uniformes neutros!
Volando por los nubosos cielos de Reynosa me encuentro con la novedad de que ahora, los niños y las niñas podrán acudir a la escuela con el atuendo que prefieran, faldita o pantalón, siempre y cuando se ajusten a los colores asignados por la dirección del plantel y los escudos o logotipos que corresponden.
Ya no más travesuras de los párvulos que acostumbraban levantarle la falda a sus compañeritas para verles los calzones. Ahora las chiquillas podrán usar pantalón y subir las escaleras sin preocuparse de nada.
Por el contrario, los papeles parece que se van a invertir, y ahora los chamacos que ya traigan la inquietud de la joteada desde edad temprana, podrán lucir una coqueta minifalda y unas calcetitas tipo tobimedia.
La imposición del uniforme neutro es sólo una de las muchas señales de los nuevos tiempos que vive México.
Y como siempre, yendo un poco más allá, el grupo de creativos de Pegaso han elaborado unos lindos modelos de uniforme que podrán usarse por temporada, en ocasiones especiales o durante los 365 días del año.
Para no ir más lejos, en Reynosa, con el calcinante clima, se recomienda que los chavos y las chavas vistan un lindo taparrabos.
Cuando sea el día de las Madres, los jovencitos podrán utilizar un hermoso tutú con florecitas para ejecutar grácilmente alguna obra teatral, como El Cascanueces o El Lago de los Cisnes, ambas de Tchaikovsky.
Y si los alumnos estarán obligados a llevar su uniforme neutro, los maestros no deben quedar a la zaga. Los profes, en las reuniones sindicales, podrán sentarse cómodamente y cruzar las peludas piernas como lo hacen sus pares femeninas.
Desde muchos años atrás, cuando empezaron a reconocerse los derechos de la comunidad gay, existía una discusión muy seria en cuanto a qué sanitario debían utilizar los travestis, si el de damas o el de caballeros.
Si entraban al de caballeros, éstos podrían sentirse incómodos al ver a alguien con faldita y tacones orinar en los migitorios con tamaño animalón.
Por el contrario, si entraban al baño exclusivo de las féminas, éstas empezaban a gritar asustadas al descubrir que se trata de una mujer marciana, sin chiches y con macana.
En cambio, si se trata de un baño neutro, cualquiera puede entrar en él y ya por lo menos va uno sobre aviso de lo que puede ver en su interior.
Volviendo al tema de los párvulos de primaria y secundaria, todavía no se empieza a aplicar en los planteles la inusual medida.
Esperamos que, conforme se generalice, las protestas de los padres de familia empezarán a brotar como hongos, porque se multiplicarán los casos de bullying contra los chavos que lleguen a clases con su faldita escolar.
Hablando de falditas, en cierta ocasión llega una niñita llorando con su mamá, porque al subir las escaleras de la escuela Pepito siempre se ponía debajo para mirarle los calzones.
Y eso era cosa de todos los días. La mamá la consolaba diciéndole que tuviera cuidado al subir y que se sujetara la falda para que el sicalíptico infante no pudiera tener aquel cachondo pasatiempo.
Pasaron los días y la mamá de la niña la veía más relajada y más alegre.
-¿Qué pasó, Rosita? ¿Hiciste lo que te dije?-le pregunta.
Y contesta la chiquilla: No, mami, encontré una mejor solución, ¡ahora ya no me pongo calzones y así Pepito ya no me los puede ver!
Venga el refrán estilo Pegaso: «De la tendencia, al individuo que le es más propicia». (De la moda, al que le acomoda).