Por Pegaso
Pronto cumpliré un año sin mi visa láser y ya extraño los buffets del Luby’s de la Plaza Mall, del Crazy’s de la calle Nolana, del Golden Corral de Pharr, ir de shopping o pasar una tarde agradable en la Isla del Padre.
Y volver a solicitarla representa no sólo un gasto de más de 3 mil pesos, sino juntar chorromil documentos que te exigen en el Consulado para tener la oportunidad de reponer el documento.
¡Jolines! Tan fácil que es irse a la orilla del río, aventarse un clavado y nadar hasta el otro lado, como lo hacen miles de conciudadanos y conciudadanas.
Pero no. Soy un Pegaso respetuoso de las leyes y tendré que esperar la mejor oportunidad para obtener de nuevo el valioso documento.
Mientras eso sucede, giré instrucciones al Equipo de Investigaciones Especiales para que nos ilustre sobre cuáles son los métodos más seguros y legales para cruzar hacia Gringolandia sin que te la hagan de pex.
Queda descartado, por supuesto, pasarse nadando el río, porque El Trompas ya amenazó con poner cocodrilos del Nilo, pirañas del Amazonas y boas constrictoras de Camboya.
He aquí, pues, el resultado de la sesuda investigación del EIEP:
1.-Volando como Supermán. Es quizá la forma más práctica de llegar a McAllen en un abrir y cerrar de ojos. Lo único malo es que los gringos acaban de echar a andar un dron con equipo de visión láser y rayos de kriptonita, elaborado por la empresa de Lex Luthor.
2.- Mediante la teletransportación. Sólo basta pedir a los tripulantes de la nave Enterprise que nos presten un momentito el teletransportador de a bordo y ¡voilá!, tendremos la libertad de aparecer en el freeway sin ningún problema.
3.- Corriendo. Aunque los cubanos lo hacen a cada rato, amparados en una ley que dice que en cuanto pongan un pie en territorio norteamericano los gabachos tienen la obligación de gestionar su residencia legal, es más fácil hacerlo al estilo Flash. Los guardias de la Border Patrol y del CBP sólo verán una rayita luminosa que pasa delante de ellos.
4.- Saltando. Para ello previamente debemos exponernos a una intensa radiación de rayos gamma. Posteriormente, hay que pedirle a algún cuate que nos dé una cachetada guajolotera para convertirnos en un corpulento sujeto verde, agarrar impulso y saltar por encima de las casetas de cobro, a ver quién nos para.
5.- Haciéndonos invisibles. Este método no necesita mayor explicación. Si Harry Potter pudo ponerse una manta de invisibilidad, ¿por qué carajos nosotros no vamos a poder?
6.- Con perseverancia. Hay que tomar el ejemplo del “abuelo viajero”, que se vino desde la Patagonia caminando, hace dos años y cuando llegó a la garita de Hidalgo, lo retacharon, porque traía vencido el permiso. Lleva ya más de una semana en Río Bravo, esperando que lo llamen del Consulado de Estados Unidos en Matamoros.
Ya en serio. Un amigo me decía anoche, luego de mi vuelo vespertino, que un canal de televisión que tiene cobertura en el Valle de Texas dio a conocer que las autoridades norteamericanas ya cuentan con un dron de alta tecnología que puede detectar cualquier tipo de actividad a varios kilómetros de altura.
Eso dificultará el cruce de migrantes indocumentados y gran parte de ellos se quedarán en la frontera mexicana, delinquiendo por su cuenta o engronsando las filas del crimen organizado.
Y los dejo con el refrán estilo Pegaso que dice así: “¿A qué destino geográfico diriges tus pasos, a fin de adquirir plusvalía?”. (¿A dónde vas, que más valgas?)