Por Pegaso
Nadie sabe qué efectos tendrá la vacuna contra el COVID-19 a largo plazo.
Los conspiranoicos dicen que es la manera en que nos van a controlar en un futuro ya muy cercano, como sucede en la novela de George Orwell llamada “1984”, donde se retrata a una sociedad distópica dominada por la figura de El Gran Hermano (Big Brother, en inglés).
O como en el Apocalipsis de San Juan, pero en lugar de la Marca de la Bestia nos implantarán un chip con todos nuestros datos personales y biométricos para poder tener sobre nosotros un absoluto control.
Hay quienes piensan que el líquido que se inyecta nos convertirá en zombies, en aliens o en vampiros.
Imagínense mis dos o tres lectores, el siguiente escenario post COVID: Una empresa multinacional conocida como Corporación Umbrella logra desarrollar un fármaco en base a un virus denominado “Virus T” que convierte a los seres humanos en zombies.
Sólo uno de ellos es inmune, creo que se llama Andrés Manuel, o algo así.
Pues bien, este Andrés Manuel, usa como armas unas estampitas del Sagrado Corazón y un escapulario, y los alimentos que le dan fortaleza, como a Popeye las espinacas, son los tamalitos de Chiltepín y los frijolitos de olla.
Pasa una serie de aventuras, llegando a descubrir que los neoliberales, conservadores y fifíes están detrás de la malvada Corporación Umbrella.
Pero resulta que la realidad es mucho más desconcertante de lo que parece, puesto que nuestro personaje es uno de tantos clones desarrollados por la compañía como arma biológica.
Nuestro héroe se enfrenta a una multitud de rufianes que quieren robarle su secreto y extraerle la sangre para usarla como vacuna.
En su camino tiene que luchar contra horribles zombies-boots creados por ingeniería genética, mediante la inyección del “Virus T”, pero nunca pueden superar las habilidades del protagonista de nuestra chipocluda historia.
Todo empieza en un laboratorio en las afueras de Mexicoon City. Hay una oleada de muertes que después se sabe que son causados por zombies llamados Tyrant, una de tantas armas biológicas de la Corporación Umbrella.
La historia da para más. Mañana voy a la Dirección Nacional de Derechos de Autor para registrar la idea principal, no me la vayan a fusilar.
(Nota de la Redacción: No te hagas güey, Pegasiux, bien que sabes que ese es el argumento central de la saga Resident Evil (Resident Evil, en inglés. Año de estreno: 2002, con varias secuelas estrenadas sucesivamente en el 2004, 2007,2010, 2012 y 2016. Director: Paul W.S. Anderson, y posteriormente, Alexander Witt, Russell Mulcahy, y las tres siguientes, Paul W.S. Anderson. Protagonistas: Milla Jovovich en el papel de “Proyecto Alice”, Michelle Rodríguez en el papel de “Rain Ocampo”, Eric Mabius, en el papel de “Nemesis” y Michaela Dicker, en el papel de “La Reyna Roja”).
Sea como sea, muchas personas dicen que no se aplicarán la vacuna porque tienen miedo de los efectos de largo plazo.
Yo sí me la voy a poner cuando me toque. Lo único que me da miedo es la pinche agujota que utilizan para inyectarla en el brazo. Ya ni chingan: Para extraerte una muestra de moco tienen que meterte un isopo bien largo por la nariz, casi llegando a los pulmones, y para ponerte la vacuna, una aguja más grande que la que usan en Mundo Jurásico para dormir al Tiranosaurio rex (Jurassic World, primera de las secuelas estrenada en 2015. Director: Colin Trevorrow. Protagonistas: Chris Pratt, Ty Simpkins, Vincent D’Onofrio e Irrfan Khan).
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Posee mayor valor anticiparse que deplorar”. (Más vale prevenir que lamentar).