Por Oscar Díaz Salazar
Si se ausenta de las sesiones del Cabildo legalmente constituido (haiga sido como haiga sido), era de esperarse que el presidente de Victoria nos regalara su ausencia en la ceremonia donde quedó formalmente instituido el Cabildo de la juventud.
De entrada, parece que fue mejor esta sesión inaugural del Cabildo de la Juventud victorense, respecto al Cabildo sin adjetivos, pues además de validar aquello de que mucho ayuda el que no estorba (Gattas), en el caso de los trabajos de la asamblea juvenil, sí hubo acceso al público y a los medios de comunicación, además de observar un buen comportamiento de parte de los funcionarios municipales que suelen ser soberbios, groseros y autoritarios, a imagen y semejanza del porro mayor del gobierno de Victoria.
Contrasta la actuación de los funcionarios municipales – por un buen tiempo espurios – en esta ceremonia con los jóvenes, que sin menospreciar lo que hagan, digan o propongan en sus deliberaciones, solo tendrán un aporte testimonial, una participación simbólica, con el trato irrespetuoso que le ofrecen a los integrantes del Ayuntamiento, que en repetidas ocasiones han pretendido ignorar, ningunear y pasar por encima de sus derechos y responsabilidades.
Termino compartiendo mi convicción de que en el caso de Victoria se hará realidad aquello de que mal acaba lo que mal empieza, y el gobierno de Gattas fue malo desde antes de su comienzo, desde su imposición como candidato, pasando por el fraude electoral silencioso y efectivo, y el incumplimiento de acuerdos con los actores políticos que le “sacaron” la elección.