Por: Abraham Mohamed Z.
Andrés Manuel López Obrador, empieza su mandato siendo el Presidente del Pueblo como él se autonombra porque supo mimetizarse para hacer suyos y capitalizar todos los sentimientos de la agraviada y explotada gente pobre y de la clase media.
Esos 30 millones de mexicanos que votaron por él, lo hicieron “su Presidente”, esperanzados de que no les fallará y que en un lapso no mayor a tres años, les cumplirá las muchas promesas que les ha hecho para mejorar sus condiciones de vida.
Este compromiso de cumplir lo reiteró López Obrador, en su discurso de toma de posesión desde la tribuna del Congreso de la Unión. Empeñó su palabra de honor de solicitar licencia para dejar la Presidencia sino cumple, pues es obvio que los ciudadanos votarían por la revocación del mandato en la consulta pública que se hará en el 2021, año en que también se realizarán elecciones federales. Enfatizó que “eso será así, porque el pueblo pone y el pueblo quita”, refiriéndose a la soberanía popular.
No está por demás apuntar que entre la gran mayoría de los mexicanos que no votaron por él y que suman 59 millones, prevalece la incertidumbre sobre el porvenir para el país con su gobierno.
Además, la economía está estancada porque los empresarios que la mueven están paralizados pues tienen encima la ominosa amenaza de que el poder político tiene que prevalecer sobre el poder económico, en vez de que haya armonía en la relación para activar una economía mixta, bien equilibrada y con acuerdos para el desarrollo sustentable.
Te diré amigo lector@ que Claudio X. González Guajardo, empresario y destacado activista, presidente de Mexicanos Contra la Corrupción y fundador de Mexicanos Primero, no tuvo empacho en afirmar que “los comentarios del Presidente López Obrador van en contra del libre mercado y a favor de una visión retrógrada, estatista, intervencionista y anquilosada”, calificando su mensaje a la Nación como de “un populismo combativo, simplismo y maniqueísmo que apunta hacia el pasado y no al futuro” pero reconociendo que lo genera más esperanza es que vaya en serio el combate a la corrupción y la disciplina fiscal.
Y remata en sus tuits que difundió: “el mensaje de toma de posesión de AMLO en lugar de suavizar el tono, buscar conciliación y unidad, endurece y radicaliza su línea anti liberal”.
Esto, sin duda alguna, lo motivó el propio AMLO por la furibunda crítica que hizo de la política neoliberal que se inició con el gobierno de Miguel de la Madrid y que se mantuvo por 36 años, incluido el gobierno de Peña Nieto, con lo que dijo se generó el desastre nacional al detonar el influyentismo y la corrupción de gobernantes, funcionarios, políticos y empresarios, en perjuicio de los bienes nacionales, lo cual nos ha llevado a la terrible situación de desigualdad, carencia, violencia e inseguridad que padecemos.
Por cómo está la situación, creo que el Presidente López Obrador debiera cambiar su agresivo discurso de campaña que mantiene, por otro de conciliación con el propósito de conseguir la unidad nacional y así poder realizar su proyectada Cuarta Transformación de México que sería el cambio de la política neoliberal por una política nacionalista sin corrupción y con austeridad gubernamental, para recuperar el desarrollo del país con paz y seguridad, en todo y para todos.
Termino con la idea de que la fiesta por el inicio del gobierno de López Obrador se mantendrá un buen tiempo, y que la alegría de la Verbena Cultural en el Zócalo después del impresionante ritual indígena frente a Palacio Nacional para entregarle el simbólico Bastón de Mando de nuestras etnias, seguirá en los hogares para festejar en familia la Navidad y la llegada de un feliz y próspero Año Nuevo, brindando para que le vaya bien en su gobierno al Presidente del Pueblo, pues yéndole bien a él, nos irá bien a todos los mexicanos.
Adendum:
¿Será cierto que “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”? o debe ser que “los pueblos tienen los gobiernos que se le parecen”.
