Las autoridades estadounidenses reabrieron el paso fronterizo de San Ysidro, en la frontera con México, después de un agitado día en el que hubo protestas, se lanzaron gases lacrimógenos y se deportó a varias personas que cruzaron de manera irregular la frontera.
La Agencia de Control Fronterizo y Aduanas (CBP por sus siglas en ingles) informó el domingo a través de Twitter que el tráfico peatonal y vehicular en el puerto de entrada había sido reabierto después de permanecer cerrado durante varias horas en la tarde del domingo.
Cientos de migrantes, incluyendo mujeres y niños, convocaron una protesta pacífica en el lado mexicano de la frontera cuando las autoridades mexicanas les ordenaron parar a la espera de un permiso para la manifestación, según informó Reuters.
Mientras pasaban las horas y al darse cuenta de que no les iban a conceder permiso, los manifestantes empezaron a expresar frustración.
Un grupo pequeño de ellos se desligó de la marcha y se dirigió cerca al canal entre Tijuana y San Diego que lleva a la valla fronteriza
La policía Mexicana les había impedido caminar sobre el puente que los lleva al puerto de entrada mexicana, pero los migrantes pasaron presionando a los agentes y atravesaron el río Tijuana por debajo del puente.
Más policías, cargando escudos de plástico anti motines estaban al otro lado, pero los migrantes consiguieron caminar a través del río a un área donde solo un dique de tierra y una valla de concertina los separaba de los agentes fronterizos estadounidenses. Algunos vieron la oportunidad de incumplir el paso.
Allí se encontraron con botes de gas lacrimógeno que, según informaron Reuters y The Associated Press, fueron disparados por agentes de la Agencia de Protección Fronteriza y Aduana de EE.UU (CBP, por sus siglas en inglés). Entre las personas que recibieron el gas había mujeres jóvenes y niños.
«Corrimos, pero cuando corres el gas te asfixia más», dijo a AP Ana Zuñiga, una migrante hondureña de 23 años que cargaba a su hija Valery de tres años.
Algunos de ellos abrieron un hueco en la valla de concertina e intentaron cruzar hacia el lado estadounidense.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen dijo en un comunicado que la CBP se había visto obligada a usar la fuerza para cerrar el cruce de San Ysidro y asegurar «la seguridad pública» en respuesta a un «gran número de migrantes que buscaban entrar a EE.UU. ilegalmente».
«Después de que se les impidiera entrar al puerto de entrada, algunos de estos migrantes intentaron romper» la valla de seguridad y buscaron «herir al personal de la CBP tirándoles piedras».
Esta información fue corroborada por la CBP, la cual dijo en un comunicado que «varios migrantes intentaron entrar ilegalmente a EE.UU» pero fueron «detenidos y enviados de vuelta a México».
La agencia también confirmó el uso de gas lacrimógeno. En un tuit, la CBP dijo que los agentes dispararon el gas para dispersar a un grupo de migrantes que había «lanzado proyectiles» contra ellos.
Por su parte, el gobierno de México dijo en un comunicado que contuvo a casi «500 migrantes» que, de «manera violenta intentaron cruzar la frontera de México con Estados Unidos» y que estos serán deportados.
Desde el 19 de octubre de al 24 de noviembre, México ha deportado a 11,000 centroamericanos que se encontraban de manera irregular en México. De ellos, 1,906 pertenecían a las caravanas de migrantes, de acuerdo con datos del gobierno.
La Agencia de Protección Fronteriza y Aduana (CBP) informó a las primera horas de la tarde que se suspendería el paso del cruce fronterizo de San Ysidro.
El alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastelum, respondió en a la situación del domingo diciendo que no permitiría que la relación bilateral entre México y EE.UU. se vea «fracturada por el mal hacer de la caravana migrante».