- La reducción se calcula en 86%
Ciudad de México.- En las últimas 24 horas, México registró 15 mil 638 contagios por COVID-19, así como 380 fallecimientos. La ocupación hospitalaria a nivel nacional presentó una reducción de 86% en relación al pico de la segunda ola pandémica.
Esto quiere decir que ya suman cinco millones 489 mil 127 casos y 317 mil 683 defunciones a causa de la enfermedad, reportó la Secretaría de Salud. La dependencia detalló que existen 58 mil 492 casos activos y 665 mil 213 sospechosos.
Las Entidades con mayor número de casos son Ciudad de México, con un millón 345 mil 276; Estado de México, 519 mil 91; Nuevo León, 305 mil 184; Guanajuato, 273 mil 155; Jalisco, 228 mil 530; Tabasco, 188 mil 569; San Luis Potosí, 177 mil 565; Veracruz, 167 mil 202; Puebla, 164 mil 595 y Sonora, 160 mil 610.
Hasta ayer, 85 millones 141 mil 915 personas han sido vacunadas. De ese total, 78.8 millones tienen el esquema completo.
La Secretaría de Salud reiteró que es necesario continuar con las medidas de prevención, como sana distancia, lavado de manos, aplicación de gel antibacterial, uso correcto de cubrebocas y ventilación en espacios cerrados. Fidel Alejandro Sánchez Flores, investigador del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que cualquier patógeno que mantiene una enfermedad con incidencia baja y temporalidad sostenida, entra en una fase endémica; pero para que esto suceda debe pasar un periodo que constate que los picos históricos no rebasan ciertos niveles de casos y que la enfermedad se mantenga en etapas controlables, dice.
Remarca que los periodos de mayor incidencia de la enfermedad pueden deberse a un cambio estacional, tal como sucede en el invierno con la influenza y el encierro en lugares no ventilados obligados por la baja temperatura. En algún momento el COVID-19 podría unirse al enjambre de enfermedades endémicas, menciona.
Recomiendan mantener vacunación y cuidados
En el caso del SARS-CoV-2 en México, Fidel Alejandro Sánchez Flores explica que para poder acercarnos a la endemia se requieren medidas que mantengan el virus controlado durante un largo periodo y no sólo con un declive en la pendiente de casos, sino una incidencia baja y homogénea en el país. Para cumplir con este último objetivo es necesario mantener los programas de vacunación, no bajar la guardia con las medidas de sana distancia y no perder de vista el seguimiento epidemiológico; sin embargo, hay otros factores que también determinan este ritmo, como la presencia de infecciones en los países cercanos y su impacto en los límites fronterizos.
Para convivir con el virus de una forma equilibrada, dice que se requiere un rediseño de vacunas que permitan protegernos contra las variantes conocidas y las que surjan.
Por ejemplo, para controlar la poliomelitis se utilizaron dos tipos de vacunas: intramuscular y oral. Esta última se volvía más efectiva en el sentido de que levantaba una respuesta inmune justo donde se replicaba la infección. Dice que a un patógeno no se le pierde la vista, aunque parezca que dejó de hacer daño.