El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mostró un vídeo donde José Alberto Socorro Hernandez, alias ‘Pepero’ —quien afirma ser un agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA) y fue capturado durante el intento de incursión al país—, confiesa su participación en los conflictos entre bandas delictivas de Petare, en Caracas, para distraer la atención de las autoridades.
«Me pidieron armar caos en varias zonas populares de Caracas. Me pidieron que contactara a narcotraficantes, bajo amenaza de la DEA, para que colaboraran en este proceso», dijo ‘Pepero’, quien agregó que contrató al pran (jefe de delincuentes) de Petare, alias ‘Wilexis’, para crear «un supuesto enfrentamiento entre bandas, con armas de guerra, sin ninguna baja». Según ‘Pepero’, está acción buscaba la distracción de todos los cuerpos policiales del Estado venezolano «para poder cumplir los objetivos» pactados «con los grupos paramilitares que iban a desembarcar en La Guaira .
Para Maduro, este testimonio confirmaría que la DEA «fue la parte operativa y logística de esta conspiración», a través de los cárteles de la droga en Colombia y Venezuela. Por esa razón, el mandatario ordenó al Ministro de Interior, Néstor Reverol, que se investiguen todos los elementos otorgados por ‘Pepero’ en sus confesiones.
«Ha declarado eso y más, da nombres específicos, hay muchos elementos declarados por él y sus cómplices, incluso supuestos empresarios que tienen mansiones, yates, pero no son empresarios nada, son narcotraficantes, y la DEA les protege las rutas de narcotráfico. Ellos pusieron camionetas, dinero, son cómplices directos, todos sabían para qué era», dijo el mandatario.
Días atrás, el ministro de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez, afirmó que ‘Pepero’ era un «narcotraficante reclutado por la DEA», lo que consideró una práctica «muy común» de la oficina antidrogas de EE.UU.
Los cinco días previos al intento fallido de incursión, se registraron fuertes enfrentamientos armados entre bandas delictivas del sector José Félix Ribas, ubicado en Petare. Ese barrio es considerado el más grande de América Latina.
Las ráfagas de disparos, que fueron tendencia noche tras noche en las redes sociales, se realizaban de un sector a otro, montaña a montaña, y aparentemente buscaban el supuesto control de la zona. No obstante, no se registró ningún fallecido