Mt 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo”.
Jesús les contestó: “El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del demonio; el enemigo que la siembra es el demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga’’.
Palabra Del Señor.
Reflexión del Papa Francisco.
Nos hará bien esta semana pensar en el final. Si el Señor me llama hoy, ¿qué haría? ¿Qué iba a decir? ¿Qué grano le mostraré? el pensamiento del fin nos ayuda a avanzar; no es un pensamiento estático: es un pensamiento que prosigue porque es proseguido por la virtud, por la esperanza. “Sí, habrá un final, pero ese final será un encuentro: un encuentro con el Señor. Es verdad, será un relato de lo que he hecho, pero también, será un encuentro de misericordia, de alegría, de felicidad”. Pensar en el fin, el fin de la creación, el fin de la propia vida, es sabiduría; los hombres sabios lo hacen.
Propósito para hoy.
Oremos por todos los niños, para que puedan aprender a valorar el amar y perdonar desde temprana edad.