Ciudad de México.- Maribel Domínguez se siente tranquila, lo repite con vehemente frecuencia. Tiene una energía que se renueva cada vez que cambia el curso de la conversación. Lo más duro de su salida de la selección mexicana femenil Sub-20 era observar en cámara lenta cómo una rara fuerza de voluntad le impedía doblegarse del todo, como si hubiera algo todavía a lo que aferrarse. “Muy tarde me di cuenta que las personas que me rodeaban no eran las correctas”, dice a La Jornada con un hueco profundo de insatisfacción. “Jamás crucé la línea con ninguna jugadora. A veces fui dicharachera, cotorreaba con ellas cuando teníamos que pasar un momento juntos o jugábamos al pimpón. No había gritos ni malas palabras. Si yo hubiera visto algo raro habría sido la primera en frenar el camión”.
Aunque pasaron tres meses desde su despido, la entrenadora endurece la voz cuando se le preguntan las causas, como queriendo ocupar el mayor espacio posible. Lo que no percibe es que debajo de esa armadura de enojo y desazón hay algo suave y humano que se revela. “Me duele, porque es algo en lo que me visualicé y me quitaron de las manos”, relata conmovida; “yo quería en la selección mujeres empoderadas, con ganas de seguir trabajando y abriendo brecha para las generaciones que vienen. ¡Que dentro del campo fueran unas cabronas! ¡Porque vivimos y jugamos para México! Esa fue tal vez la peor palabra que pude haberles dicho”.
Desplazada de las decisiones técnicas por sus auxiliares (Luis Piñón, Alan Rivera y Miguel Razo), quienes se encargaban del equipo y solían insistir en la convocatoria de Silvana Flores, Maribel reconoce que perdió el temple. La Federación Mexicana de Futbol (FMF) determinó que hubo “falta de liderazgo y conductas inapropiadas” en su proceso, después de recibir denuncias de acoso y maltrato contra una de sus jugadoras, de lo cual no se encontró evidencia. Esperaba tener la posibilidad de externarlo, sostiene, en referencia al caso del ex preparador físico Roberto Melville y una integrante de su plantel, con la que hubo un acercamiento fuera de lo normal.
Cerraron puertas
“Lo hablé con la doctora, la fisioterapeuta, el utilero… Todo el mundo lo sabía, porque además era evidente. Cuando quise tomar la iniciativa se me cerraron las puertas”, explica. “En todo este tiempo, eso es lo único que haría diferente. Comunicar desde el principio lo que estoy viendo. También era un momento difícil, porque estábamos a la vuelta de nuestro Mundial y esto mentalmente para ellas era una bomba. No sé cómo pudo haberse dicho que yo tuve relaciones sexuales con alguien. Siempre traté a las jugadoras como profesionales, ellas lo saben, si pudieran hablarlo lo dirían, pero como dicen: en la guerra y el amor, todo se vale”.
El final de su etapa como directora técnica de la selección femenil Sub-20 lo marcó una carta en poder de Yon de Luisa, presidente de la FMF. Se me acusaba de tener malos tratos y otro tipo de relación con las futbolistas, recuerda la ex delantera mundialista. “Cuando empecé a leer las noticias, me quedé en shock. Estoy consciente de que si alguna no está en su momento, ¡no está!, y muchas veces hacemos lo imposible para poder recuperarla en la cuestión física. Todas tuvieron su oportunidad, entre ellas Silvana Flores (presunta remitente). Pero dentro de cada proceso, hay quienes se encuentran en mejor momento y tienen prioridad”.
Mientras México competía en el Copa del Mundo de la categoría, antes de ser eliminado en cuartos de final contra España, Maribel se tomó un tiempo para estar con su familia. Era necesario, afirma, “porque si bien he enfrentado toda clase de obstáculos en mi carrera, ninguno fue tan duro como éste”. Lo que la deja tranquila son los mensajes que ha recibido de sus ex seleccionadas, en las que ve “una calidad enorme para el futuro” y quienes aún le agradecen por haberlas hecho vivir una experiencia internacional.
Acoso laboral
“No sé si fui un chivo expiatorio, no le voy a poner esa etiqueta, pero yo sentí un acoso laboral. Desconozco si fue por machismo o por otras razones. Es una experiencia triste, porque es algo contra lo que siempre hemos luchado. Hay personas que han cambiado su forma de pensar, pero también otras que lo siguen teniendo (el machismo) muy arraigado y se nota en sus actos. Faltan muchas cosas, mucho más respeto, más confianza en nuestro trabajo, porque realmente nos hemos preparado para eso. Qué bueno que exista un nuevo espacio (la dirección de selecciones femeniles); por lo que veo, ahora lo quieren resumir con eso”.
Llegado el momento, la mexicana no pierde la ilusión de volver a dirigir un equipo “y que lo que me haya costado a mí como mujer no le cueste a las nuevas generaciones”, recalca. “Vengo de una familia humilde que me dio la sabiduría para alcanzar mis objetivos. Sé que en algún momento voy a dirigir en la Liga Mx y nada me gustaría más que la gente confiara en mí”, concluye Maribel, nacida en Valle de Chalco y pionera en un mundo que se creía dominado por hombres.
“Yo no soy lo que dicen”, insiste y sus recuerdos desfilan como cuadros en movimiento: desde su paso por el futbol profesional de Estados Unidos y luego en el Barcelona, en tiempos en que no existía ninguna liga exclusiva para mujeres, hasta aquella irrupción en el club Celaya, causó estupor en la FIFA y obligó a replantear sus estatutos.
“Trabajé y representé a mi país durante muchos años. Tengo la conciencia tranquila y puedo mirar a cualquier persona a los ojos, sin nada qué esconder”.