- Las toallas sanitarias o los tampones no son considerados por el Estado como un producto de «primera necesidad», por ello que no están exentos del IVA, que es del 16 por ciento
Ciudad de México.- Una iniciativa busca eliminar las desigualdades que impiden que las mujeres vivan dignamente su menstruación en México dando gratuidad a ciertos productos e investigando sobre el tema.
Menstruación Digna México «busca posicionar la gestión menstrual en un tema de agenda política y disminuir las desigualdades estructurales que impiden a niñas, adolescentes y mujeres vivir una menstruación digna», dijo Anahí Rodríguez, vocera del movimiento.
La también investigadora del Instituto de Estudios Sobre Desigualdad señaló que, en México, los productos necesarios para mantener una higiene adecuada y no estar incómodas durante la menstruación (como las toallas sanitarias o los tampones) no son considerados por el Estado como un producto de «primera necesidad».
Es por ello que no están exentos del impuesto al valor agregado (IVA), que es del 16% y es pagado por la consumidora final.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), una de cada cuatro personas en el mundo menstrúa cada mes entre dos y siete días, lo cual supone que tienen sangrado durante siete años completos de su vida.
Rodríguez explicó que en México hay más de 64 millones de mujeres en edad reproductiva y, en condiciones normales, gastarían entre 425 y mil 220 pesos anuales en estos productos, de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor.
El gasto que implican estos productos puede representar hasta el 8% del ingreso total mensual de una familia en situación de pobreza conformada por al menos dos personas que menstrúan.
Esto implica un fuerte impacto económico para las mujeres, sin embargo, aquellas personas que no pueden incurrir en estos gastos terminan realizando prácticas insalubres que aumentan drásticamente el riesgo de infecciones que derivan, potencialmente, en futuros problemas de infertilidad.
DESIGUALDAD AGUDIZA EL PROBLEMA
Aunque una de las opciones que tienen las mujeres para reemplazar el uso de las toallas higiénicas es la copa menstrual, en México todavía no se levanta la alerta sanitaria de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Y la que ya está a la venta tiene un costo de más de 500 pesos, lo que la hace poco accesible para todas las mujeres, además de que su uso requiere condiciones como acceso a agua limpia y sensibilización.
Datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) calculaban que entre 2018 y 2019, por lo menos el 10% de la población en México no tenía agua potable y el 9.8% no tenía acceso al saneamiento.
Eso significa que entre 12.5 y 15 millones de habitantes del país, entre ellas personas menstruantes, no tienen acceso a la infraestructura y recursos básicos para llevar a cabo las prácticas de higiene necesarias para mantener una buena salud.
UN ELEFANTE EN LA HABITACIÓN
La menstruación, dijo Anahí Rodríguez, es como un «elefante en la habitación»: una realidad evidente que todos conocen, pero muchos prefieren ignorar.
Es por ello que parte de esta iniciativa busca poner el tema sobre la mesa y educar no solo a las mujeres, sino a los hombres para que «entiendan que el periodo menstrual no es optativo» y así poder acabar con las brechas de desigualdad.
Del mismo modo, el movimiento trabaja en documentar el tema en México, ya que, según Rodríguez, aún existe mucho desconocimiento sobre a qué edad las mujeres empiezan a menstruar y a qué edad terminan porque «esos datos servirían también para, a largo plazo, cambiar la mentalidad».
INICIATIVA DE LEY PARA GRATUIDAD
El pasado 13 de agosto, el Parlamento de Mujeres de la Ciudad de México aprobó una iniciativa de ley para promover la menstruación digna para mujeres, hombres trans y personas no binarias menstruantes.
La idea es que exista reparto gratuito de toallas femeninas, tampones y/o copas menstruales. También se propuso una modificación para garantizar una menstruación digna a las personas en reclusión y en situación de calle.
«Debemos entender que la menstruación no es lujo», manifestó.