Por José Ángel Solorio Martínez
Dos alcaldes de la frontera de Tamaulipas –Héctor Villegas, el Calabazo de Río Bravo y Mario López, la Borrega– son garbanzos de a libra en esa microrregión. El riobravense, con discreción y respeto, superó ciertos diferendos con la administración estatal derivados de su militancia partidista, en tanto el segundo, las divergencias al inicio de su administración las rodeó con acuerdos y negociaciones obteniendo respetos mutuos.
Nunca uno de los dos, utilizó la confrontación con el gobierno azul. Apechugaron, ciertas actitudes –bien podrían considerarse provocaciones– con templanza. Incluso, algunos espacios como las Comapas, donde el Ayuntamiento debería tener el control, fueron copadas por representantes de la administración estatal, en una estrategia de largo plazo que terminó dándoles la razón: perdieron esas empresas, pero ganaron gobernabilidad.
Tanto la Borrega como el Calabazo, apostaron a una solución de largo plazo: la alternancia en el gobierno del estado. Ambos, metieron turbo a sus estructuras y sin aspavientos sacaron a flote el proyecto del hoy gobernador electo, Américo Villarreal Anaya.
Los números electorales finales, amacizaron a uno y otro, con el cardiólogo: en los dos municipios, sumó más de 60 mil votos.
La cautela, fue su mejor divisa: no le rascaron el vientre al tigre.
Otros jefes edilicios, se tiraron a matar pensando que esa actitud les daría consensos entre sus militancias y entre las comunidades que gobiernan. No resultó como lo pensaron: están viviendo una de las ofensivas políticas más intensas y desgastantes en los últimos tiempos de la historia tamaulipeca.
El par de alcaldes de MORENA, han estado recibiendo desdenes y ninguneos por altos funcionarios de sus respectivas Comapas. Ni se han quejado, ni se han distanciado de esos interlocutores del gobierno estatal. Institucionalmente, han colaborado hasta donde la sensatez recomienda, proporcionando un ambiente equilibrado de trabajo para la distribución del recurso hídrico.
En el plano de la obra pública, ni existen disputas ni se han generado polémicas por las construcciones en el municipio. Cada uno, rotula sus inversiones, y San se acabó.
El resultado de ese ambiente, creado fundamentalmente por la convivencia civilizada de los ayuntamientos con el gobierno del estado, ha creado una atmósfera en Río Bravo y Matamoros de concordia y convergencia políticas.
¿De dónde sacaron esas virtudes la Borrega y el Calabazo?
La Borrega, probablemente de su paso por la administración pública municipal, en donde se desempeñó por lustros; el Calabazo, por su experiencia en organizaciones de productores agrícolas que después afinaría con su paso por el Congreso de la Unión como diputado federal.
Es decir: ni uno ni otro, es un improvisado en la política que es donde el diálogo y el pacto galvanizan el paso por cargos de autoridad y mando.
Si de alguien deben aprender los nuevos cuadros de la IV T en la comarca, es de estos dos correligionarios suyos.
Los dos, tienen suficientes prendas para cumplir eficientemente con las tareas futuras del lopezobradorismo en Tamaulipas.