Por José Ángel Solorio Martínez
El neoliberalismo llegó a Tamaulipas, de la mano del gobernador Manuel Cavazos Lerma. Venía con todo el poder del presidente, Carlos Salinas de Gortari -a quien AMLO, describe como el padre de la desigualdad en el México moderno-. Una de las reformas impulsadas por el hombre de Agualeguas, Nuevo León, era la -relevante para los adoradores del becerro de oro que es el mercado sin limitaciones- la laboral.
El salinismo, para ello lanzó una embestida brutal del Estado contra las burocracias obreras del país, como la CTM, el sindicato petrolero, el sindicato de maestros y otras expresiones de organización de los trabajadores del país y sus regiones.
Aquí nos tocó ver los efectos en el mundo real, de la nación que CSG, pretendía.
Por eso MCL, llegó con tanta tersura que a muchos les pareció la mano del salinismo y sus medidas para achicar el estado y ensanchar los mercados.
El economista matamorense, sabía la comisión que el presidente de la república le había asignado: achicar todos los obstáculos de su sueño sociopolítico.
No pudo.
Los factores locales, opusieron resistencia.
Sólo para medir el encono entre los grupos de poder tradicional, mencionemos un dato aterrador para un salinismo que pensó que la real política, era como se la habían pintado en la prestigiosa Harvard: como ejecutivo estatal, MCL, perdió una decena de Ayuntamientos; entre estos, se encontraban varios de los más importantes sociopolíticamente: Matamoros, Victoria, Laredo, Madero, Río Bravo, Mante y Reynosa.
Es decir: una cosa era la teoría aprendida en esa universidad norteamericana, y otra la diversidad sociopolítica regional.
¿Esa desadaptación de los gobernadores neoliberales, fue el único error que colapsó en la comarca esos cuadros neoliberales?
No.
Eso, sólo fue un ingrediente de su colapso político…
…el más sonoro: su derrota moral.
Esto último, pasó a convertirse en el pecado principal de una clase política que no comprendió su tránsito en la vida política de la entidad.
El fracaso ético de los Ejecutivos estatales de corte conservador, se engloba en su conducta rapaz y desleal con los dineros de la sociedad tamaulipeca.
Ni uno solo de los gobernadores –Cavazos Lerma, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández, Egidio Torre y Francisco García Cobeza de Vaca– resultó de beneficio para el proyecto de CSG, menos para la ciudadanía tamaulipeca, y mucho menos para el desarrollo de la entidad.
Todos, de una u otra forma, tienen cuentas pendientes con la justicia y con quienes fueron sus gobernados. Los peorcitos, resultaron Yarrington y Geño; sobradamente, se han documentado sus excesos y sus desarreglos financieros en sus administraciones gubernamentales.
Es más: tanto el matamorense, como el victorense, tienen abiertos expedientes judiciales que mantienen a uno preso y a otro, a un pelito de su extradición hacia USA en donde debe responder a delitos de alto impacto.
¿Ahora se entiende, por qué el neoliberalismo de Salinas, fue barrido por el lopezobadorismo en el 2018 y el 2024 en Tamaulipas y el país?
Ya lo dijo Monsiváis: la derecha, nunca ha ganado una batalla cultural a la Izquierda.
Como se ven las cosas, ese resultado seguirá repitiéndose en tanto los conservadores, sigan eligiendo como sus guías, a personalidades como Xóchitl Gálvez, Lily Tellez, el Jefe Diego, Claudio X González y otras manifestaciones más, de inmoralidad y de sapiencia ausente.