Por José Ángel Solorio Martínez
La sucesión presidencial de Andrés Manuel López Obrador, se ha desplegado -con todo y los aspavientos de las corcholatas perdedoras- en un ambiente controlado; se podría decir: como un evento delineado en laboratorio. Ni que decirlo: es fruto de la habilidad de AMLO y de su poderoso liderazgo. Los exabruptos, de Monreal, Adán Augusto y Marcelo, han pasado como normales expresiones de dolor por la derrota y no como desavenencias de carácter ideológico-políticas.
Gritos aquí; gritos allá.
Poco de que angustiarse, para Claudia Sheinbaum Pardo.
El real problema para la IV T, será el sexenio PosClaudia.
¿Quién estaría enfilado a suceder a la doctora Sheinbaum?
Problema grande.
Muy grande.
Y más engrandecido, por las debilidades expuestas por dos de los potenciales sucesores: Adán Augusto López y Marcelo Ebrard. El primero, por exhibir una inexplicable inmadurez; el segundo, por mostrar una melomanía más que excesiva. Uno por actuar con desmedida ambición; el otro, por moverse con una perniciosa soberbia en un partido de Izquierda.
Tanto Adán como Marcelo, se auto-descarrilaron. Su evidente misoginia los apartó de un proyecto en donde tendrán alto protagonismo las mujeres.
No es una especulación: si hoy fuera la encuesta para elegir al candidato presidencial de MORENA, ganaría Gerardo Fernández Noroña. La pos-encuesta, dejó en la ruina a Adán Augusto, a Marcelo y a Monreal. Por el momento, Noroña es el único con boleto válido para la contienda presidencial.
De último momento, enfila a ser protagonista en el proceso electoral del 2030, el hoy aspirante a gobernar la CDMX, Omar García Harfuch. Falta que gane; posibilidad, dada por hecho por las mayorías chilangas.
En las filas femeninas guindas, todo es algarabía.
(Y más, porque en la auténtica Izquierda de MORENA, ven con reticencias a Noroña y a Harfuch).
Con una mujer en la presidencia, se inaugura una nueva etapa en el sistema político mexicano, que ofrece enormes expectativas a las damas.
Ese escenario, empodera a Rocío Nahle -va por la gubernatura de Veracruz y al igual que Harfuch, necesita ese boleto para seguir en la tómbola futura-, a la Secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján y a la gobernadora del estado de México, Delfina Gómez Álvarez.
Se nota: las mujeres serán mayoría, en la contienda interna de MORENA por la candidatura presidencial.
En el mundo varonil, no se vislumbra -hasta ahora- un líder con potencia como para que nos represente el 2030. Falta un buen trecho. Cierto. Sólo que los representantes sociales, no brotan por generación espontánea: son un largo proceso, que la mayoría no logra transitar.
¿Qué se le puede pedir a Alcalde Luján?
Secretaria del Trabajo, Secretaria de Gobernación y un grande compromiso con el proyecto de izquierda encabezado por AMLO.
¿Se le puede regatear algo a Rocío?
Directora de PEMEX y una de las partes más confiables del movimiento de la IV T, y en breve, gobernadora de uno de los estados más habitados del país. Y algo más: inteligente y consistente defensora del proyecto lopezobradorista en foros nacionales e internacionales.
¿Cómo regatear éxitos a Delfina?
Secretaria de Educación, ex candidata a la gubernatura del estado de México derrotada por un monumental fraude electoral, y responsable del histórico desplazamiento del PRI mexiquense -Grupo Atlacomulco- que por décadas le dio rostro y alma al tricolor.
Si en verdad #EsClaudia, el principal problema que enfrentará, será su propia sucesión.