LOS PUNTOS SOBRE LAS…/ “QUE ME ESPERE, ESTOY JUGANDO DOMINO”

POR ANGEL VIRGEN ALVARADO

Un episodio en la historia política del país refiere como la soberbia y la arrogancia acabaron sepultando a PLUTARCO ELIAS CALLES, que fuera Presidente de México de 1924 a 1928.

En aquellos años, PLUTARCO llegó a creerse el dueño de la verdad y aborrecía a quien lo contradijera.

CALLES fue conocido como “El Jefe Máximo de la Revolución” y por ende el padre, el símbolo y paradigma de la era conocida como “Maximato” que se dio luego que terminó su gestión como Presidente de México.

Sus sucesores en la Presidencia fueron tres:

1.- El Tamaulipeco EMILIO PORTES GIL, Presidente, del 1º de diciembre de 1928-al 5 de febrero de 1930.

2.- El morelense PASCUAL ORTÍZ RUBIO Presidente del 5 de febrero de 1930 – 2 de septiembre 1932

3.- El sonorense ABELARDO L. RODRIGUEZ, Presidente de septiembre 1932- noviembre 1934.

A los tres, el pueblo los consideraba meros títeres, cuyas decisiones no eran propias, sino que respondían a las órdenes del “Jefe Máximo”.

En aquel inmemorial tiempo, la residencia oficial del Presidente de México era el Castillo de Chapultepec.

No lejos de ahí también vivía CALLES.

Por eso era común escuchar que la gente, señalando al Castillo de Chapultepec, coreaban la frase que los malvados periodistas se hicieron harto famosa:

“Allí vive el Presidente ¡Pero el que manda, vive enfrente!”

Los caricaturistas de periódicos se daban vuelo con aquella situación política.

Por ejemplo, en un “cartón”, saliendo de una ventana del Castillo de Chapultepec, se vía la cara del Presidente en turno gritando: “¡Yo mando!”

En el mismo cuadro, abajo, en una lancha con remos, en un lago, la caricatura de PLUTARCO ELIAS CALLES gritando: “¡Y yo, remando!”

Cuando llegó a la Presidencia el joven general LÁZARO CÁRDENAS (tenía entonces 39 años) las cosas no variaban.

CALLES se sentía el “todo poderoso”. Se sentía “hecho a mano”.

Un año soportó LÁZARO CÁRDENAS los desplantes de CALLES.

A principios de 1936, el Presidente CÁRDENAS acudió a la casa del General PLUTARCO a visitarlo.

– “Que me espere. Estoy jugando domino”- con soberbia, dijo CALLES.

– “Señor… es el Presidente de México”- le dijeron.

– “Y qué. Que me espere, dije”-

Casi dos horas estuvo esperando CÁRDENAS y, finamente, se retiró.

La leyenda popular cuenta que la visita del Presidente CÁRDENAS al ex Presidente CALLES había sido para comunicarle que se había dado de baja a varios de sus protegidos en el Gobierno.

Cuando PLUTARCO lo supo, fue al despacho del Presidente CÁRDENAS, sin avisar abrió la puerta del privado y gritó:

– “¡LÁZARO, en que artículo de la ley te basaste para dar de baja a mis amigos!”

– “¡En el artículo de mis güevos!”- dijo CÁRDENAS.

Dos días más tarde, la madrugada del 10 de abril de 1936, LÁZARO CÁRDENAS, al frente de un grupo militar, saco de su casa, en pijamas, a PLUTARCO ELIAS CALLES, lo subió a un avión junto con otros dos de sus compinches y los expulsó de México.

Al avión aterrizó en Brownsville, Texas.

Después, CALLES se fue a vivir a California. Cinco años después, en marzo de 1941, regresó a México. Murió cuatro años después, en 1945.

Luego de este relato surge la interrogante:

Si tras concluir su mandato como Presidente, LÓPEZ OBRADOR, cumple su promesa de retirarse a su rancho, cuyo nombre todos saben, en Palenque, Chiapas ¿No repetirá la gente, cual estribillo?

“Aquí (en CDMX) vive el Presidente ¡Pero el que manda está en Palenque!”

Por hoy, es todo.

Notas Relacionadas

Deja tu comentario