Hoy les ha nacido un salvador (cf. Lc 2,10-11)
“Todo –decía Shakespeare–, todo puede enmendarse” (Hamlet, Acto III, Escena XXII). Por más oscura que sea la noche de tu dolor, de tu enfermedad, de tus errores y de tus problemas; y por más que parezca que tu familia, la escuela, el trabajo, la Iglesia y el mundo están en tinieblas, ¡todo puede arreglarse!
Aunque con nuestro pecado echamos a perder su creación, Dios, que nos ama, para arreglarlo todo envía al Niño que nace en Belén, quien, amando hasta encarnarse de la Virgen María y dar la vida, hace su parte para rescatarnos del pecado, compartirnos su Espíritu y hacernos hijos de Dios, partícipes de su vida por siempre feliz.
¡Jesús lo arregla todo! Solo se necesita que, como los pastores, te hagas cargo de ti y de lo que te toca: tu matrimonio, tu familia y tu sociedad. Así podrás encontrarte con él, en su Palabra, en la Eucaristía, en la Liturgia, en la oración y en el prójimo, y recibirás la fuerza de su amor para ayudar a que todo mejore, aunque te topes con cerrazones.
Al venir al mundo, Jesús encontró indiferencia y rechazo. Pero le entró a arreglarlo todo, aunque tuviera que nacer en un pesebre. Así te enseña a entrarle al proyecto de Dios de salvarte y de salvar a muchos, aunque a veces tu familia y los demás estén tan metidos en sus asuntos, en sus ideas, en su celular y en sus redes sociales, que no te hagan caso.
¡Todo puede arreglarse! Y tu puedes colaborar con Jesús a que suceda, compartiendo su amor, que, como explica san Cirilo, nos va transformando para que vivamos con dignidad (cf. en Catena Aurea, 9206).
Hazlo, teniendo presente que, como dice el Papa, la mejor manera de cambiar el mundo no es tratar de cambiar a los otros, sino cambiar nosotros, haciendo de nuestra vida un don (cf. Homilía en la Natividad del Señor, 24 de diciembre de 2019). Hazlo así y harás de esta una feliz Navidad.
+Eugenio Lira Rugarcía
Obispo de Matamoros