Ciudad de México.- Con el voto de una abrumadora mayoría de consejeros políticos afines, Alejandro Moreno Cárdenas formalizó su relección como presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la primera de manera oficial que tendrá el tricolor en su historia, pese a las críticas de disidentes dentro de las propias filas del organismo político y los resultados que obtuvo en los pasados comicios.
Tras un proceso interno que duró poco más de dos meses, el cual incluyó la renovación de los estatutos del partido que abrieron la posibilidad de la relección de sus dirigencias, ayer se realizaron las votaciones de sus integrantes a fin de elegir a quienes encabezarán el periodo 2024-2028.
Durante la mañana, salvo a los consejeros políticos del partido, no se permitió la entrada a la sede nacional. Y hasta que concluyó el cómputo de los votos pudo ingresar la prensa.
Moreno obtuvo 97 por ciento de los sufragios, es decir, 440 votos de los 452 que se registraron. De esta manera, Carolina Viggiano también repite como secretaria general.
La fórmula de Lorena Piñón y Cuauhtémoc Betanzos, que se consideran cercanos al grupo encabezado por Moreno Cárdenas y sus únicos oponentes, tuvo ocho votos y cuatro fueron nulos.
Tras rendir protesta para su nuevo periodo, Alito Moreno llamó a una profunda reforma del PRI y aseveró que se trató de una elección ejemplar, transparente, democrática, libre y de manera secreta, al tiempo que arremetió de nuevo contra los ex dirigentes del partido que iniciaron recursos de impugnación en contra del proceso interno.
Defendió que su relección se concretara con el voto del consejo político del PRI y no con la participación de la militancia. Mientras en 2019 llegó a esa presidencia con el apoyo de 2 millones de votos, afirmó que los 440 votos que obtuvo ayer son la representación del priísmo nacional.
En entrevista, justificó que no se abrió el proceso a los militantes porque hoy el contexto político del país es la mejor decisión, es cuidar a nuestro instituto político. Esto no es para darle el capricho a nadie, esto es una decisión política.
Al acusar que los ex presidentes –sus principales críticos dentro del partido– no representan nada en el PRI, los calificó como la mayor corrupción en el tricolor. Éste no volverá a ser un partido de élites y de notables. Jamás regresaremos a ese partido que tanto daño hizo a la militancia, recalcó durante su mensaje ante los consejeros.
Unidad y lealtad
Asimismo, pidió a los priístas unidad, lealtad y superar cualquier interés individual o faccioso que amenace con fragmentarnos.
En medio de un mensaje en el que llamó a impulsar el proceso de reflexión más amplio porque la realidad exige que revisemos a detalle nuestra identidad, nuestras estrategias y nuestra manera de hacer política, tuvo un momento fugaz de autocrítica tras los comicios del 2 de junio. No vamos a ocultar que el partido se encuentra en la posición más compleja en nuestra historia. Tampoco negaremos que hemos perdido terreno, apoyo popular y cargos de representación. Para un partido con el prestigio, la casta y el gen ganador, como el nuestro, la posición en la que hoy estamos debería ser inadmisible.
Pero enfatizó que no podemos ni debemos sucumbir ante el fatalismo, ni a los ataques ni a los malos augurios de quienes por años han deseado ver al PRI tocar fondo.
A la vez, reiteró que no apoyarán una reforma al Poder Judicial que merme su independencia, aunque acotó que jamás hemos cerrado la puerta a acompañar iniciativas del gobierno, siempre y cuando estén bien sustentadas y que representen beneficios para la población.