La pandemia de coronavirus ha cambiado el mundo. Nadie puede decir a ciencia cierta cuándo acabará y, de momento, los boletines informativos parecen más bien partes de guerra llegados desde el frente. Algunos países se han quedado sin ataúdes y otros cavan fosas comunes. Los médicos y enfermeras son los héroes del momento .
Irina Shlychkova trabaja de anestesióloga de UCI en Italia, uno de los primeros países de Europa afectados por el brote. Los hospitales del norte de Italia están tan sobrecargados, que las autoridades han tenido que instalar clínicas móviles. Según explica la mujer, cuando padecen la forma grave de la enfermedad, los pacientes «hacen unas 40 respiraciones por minuto, no pueden hablar, se les ponen las manos azules, porque no le llega oxígeno a la sangre». La anestesióloga afirma que usa mascarilla en casa porque teme infectar sin querer a su propia familia.
Por su parte, la paramédica rusa Viktoria Shútova insta en un video viral a los residentes, especialmente a los jóvenes, a quedarse en casa porque el coronavirus está mutando y, a causa de ello, empieza a enfermar de bastante gravedad gente de mediana edad. Asimismo, afirma que los médicos están cansados psicológica y emocionalmente. Lo mismo asegura otro médico, Alexánder Petrov, añadiendo que mucho personal médico ha enfermado gravemente mientras arriesgan la vida por la salud de la gente.
Según los especialistas, el covid-19 se hace presente de varios modos. Como es sabido, la fiebre y la tos son los síntomas más comunes. No obstante, muchas personas pueden presentar diarrea, dolor abdominal, vómitos, una sensación de gran debilidad y pérdida de olfato. La gastroenteróloga Verónika Dubróvskaya, que dio positivo por coronavirus, ha notado que «una persona, incluso sin síntomas, puede incubar el virus hasta unos 14 o 21 días después del contagio, así que aún podría ser muy contagiosa para los demás», razón por la que usa mascarilla.
Los expertos médicos no tienen forma de saber cuándo terminará la pandemia, y nadie puede predecir cómo de fuerte será su impacto. Sin embargo, todos están de acuerdo en que el virus puede ser mortal y nadie está a salvo. Cualquiera puede contraerlo y enfermar gravemente.
Alexánder Ivanov, médico en una unidad de cuidados intensivos de Nueva York, opina que, probablemente, uno de los posibles recursos sean los test de anticuerpos. «Creo que pronto veremos la aparición de biopasaportes, introducidos de una forma u otra, ya sea por medio de un código QR u otra cosa, donde aparezca el historial médico de una persona. Es una opción, porque, de lo contrario, la epidemia continuará, al menos hasta que haya una vacuna», añade.