Tenemos que hacer todo lo posible para prepararnos para una potencial pandemia». El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha asumido este lunes que es probable que lo que es hoy por hoy una epidemia de Covid-19, causada por el coronavirus de Wuhan, se convierta en algo mayor. «No podemos paralizar el mundo y no es realista decir que se puede parar la transmisión entre países. Probablemente habrá epidemias en varios, pero se pueden contener», ha apostillado Michael Ryan, director del programa de emergencias del organismo internacional.
El escenario ha cambiado rápidamente en pocos días. Se ha pasado de contemplar cómo los casos en China parecían contenerse y cómo en el resto del mundo los contagios eran escasísimos a brotes descontrolados en Italia, Corea del Sur e Irán. Ghebreyesus ha insistido en que pueden ser contenidos y que el escenario sigue siendo de epidemia, tanto por número de casos como de muertes fuera, pero al mismo tiempo ha pedido a los países y las comunidades que se preparen para la extensión del coronavirus: «No es una cuestión de blanco o negro, de sí o no. Cada país tiene que hacer su propio plan de contención de riesgo. Las prioridades son proteger a los trabajadores de la salud, que las comunidades se movilicen para tener especial cuidado de las personas mayores y con patologías [entre ellas se han producido más del 80% de los fallecimientos hasta ahora] y proteger a los países más vulnerables conteniendo la epidemia en los que pueden hacerlo».
La situación que se abre es una pura incógnita y cada minuto cuenta. El simple hecho de conseguir retrasar la llegada a los países del norte unas semanas puede suponer un gran alivio, ha señalado Ryan, ya que la gripe estacional estará decayendo y los sistemas sanitarios estarán más liberados de esta carga para poder atender a los posibles enfermos de Covid-19. «No podemos saber qué va a pasar, si se va a atajar, a convertirse en una enfermedad estacional o en una pandemia global en toda regla», ha matizado.
El hecho de que sea o no pandemia es más un debate semántico. Declararla o no es la consecuencia de que afecte a un buen número de países, de que la mayoría de la humanidad esté potencialmente expuesta al virus, algo que de momento no sucede. Ni siquiera los propios expertos de la OMS tienen claro cuándo se podría hablar de este término. «Cuando hay pandemias de gripe, conocemos cómo se comporta el virus, a cuántas personas ha afectado en otros años, su patrón de transmisión… En el caso de Covid-19 no sabemos nada de esto. En China, por ejemplo, observamos una bajada significativa de infecciones, lo que va en contra de la propia lógica de una pandemia, pero a la vez está creciendo en Corea. Por otro lado, vemos que hay países que tienen éxito en la contención», ha señalado Ryan. Se habla de pandemia, por ejemplo, para referirse al VIH, una enfermedad que, aunque la padezca solamente un pequeño porcentaje de la población, está presente prácticamente en cada rincón del mundo: no hay país en el que no exista el riesgo.
Y aunque las autoridades sanitarias han insistido en que el escenario de pandemia se puede evitar todavía, el mensaje es que hay que estar preparados. ¿Qué significa esto? Actuar como si estuviera a la vuelta de la esquina, que los sistemas de salud de todo el mundo estén listos para detectar casos, para seguir el rastro de las personas que presentan síntomas, para tomar medidas de contención que eviten la expansión de la enfermedad.
El mapa de la expansión del coronavirus
EN la comparecencia casi diaria que los máximos responsables de la OMS ofrecen a los medios para informar sobre los últimos detalles del virus, han explicado también los resultados de la expedición de expertos que han estado en Wuhan, el epicentro del brote. La buena noticia es que allí no se ha descontrolado la situación. La secuencia genética del coronavirus continúa estable, el tiempo de recuperación oscila entre las dos semanas de los pacientes más leves a las entre tres y seis de los más graves. El porcentaje de fallecimientos se sitúa, de momento, entre un 2% y un 4% en Wuhan y alrededor de un 0,7% fuera.
Esto tiene varias explicaciones. Las dio hace unos días Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad: “Cuando un sistema de salud está saturado, como ha podido suceder en Wuhan, es normal que los servicios sanitarios no den abasto y puede haber una mayor mortalidad. Además, en el inicio de una epidemia con un patógeno desconocido los primeros casos que se detectan son los graves y no se tiene muy claro cómo tratarlos. En el resto del mundo hay muchas menos infecciones, se puede dedicar una atención mucho mayor a cada una, se tratan de forma mucho más precoz, puesto que se detectan antes y van al médico más pronto, lo que reduce la letalidad”.
Los expertos insisten en recordar lo novedoso del virus y las incertidumbres que esto abre. Hasta hace prácticamente un mes y medio el patógeno era desconocido. A partir de ahí comenzó una carrera contra el reloj para descifrar sus mecanismos de actuación, su capacidad de contagio, su letalidad. Y la información está en continuo progreso. Si bien al principio se pensaba que no se podía transmitir entre humanos, pronto se descubrió que esto no era así. Ahora es crucial desentrañar hasta qué punto las personas asintomáticas pueden transmitir la enfermedad; los últimos estudios han mostrado que alrededor de un 20% lo hace, lo que complica tremendamente la prevención. También los periodos de incubación, que aunque en la mayoría de los casos no superan los 14 días, en ocasiones los han sobrepasado.
Y si es pronto para sacar conclusiones sobre el coronavirus y todo lo que puede implicar en la propia China, lo es mucho más en los países donde acaba de comenzar a propagarse. «En cada país la dinámica es distinta», ha afirmado Ryan. El experto apunta que mientras en China se ha visto que la mayoría de los contagios se producían entre familiares, en Corea se han dado en reuniones religiosas, algo que también puede estar sucediendo en Irán. La OMS ha mandado allí un equipo para estudiar la situación, que llegará el martes. Este mismo lunes aterrizará en Italia.